
La iniciativa del Papa Francisco de reformar la Iglesia a través de la Sinodalidad enfrenta dificultades, evidenciadas en la reciente Asamblea Sinodal Italiana. Los delegados, convocados para implementar este nuevo estilo de gobierno eclesiástico, no lograron consensuar en temas fundamentales.
La asamblea, compuesta por obispos, sacerdotes, diáconos y laicos, buscaba ampliar la participación en la gobernanza de la Iglesia. Sin embargo, las divisiones internas, que reflejan la oposición de sectores conservadores y tradicionalistas, impidieron alcanzar un acuerdo.
Ante la imposibilidad de llegar a un consenso, la mayoría de los delegados votaron a favor de posponer la decisión final hasta un nuevo encuentro a fines de octubre. El cardenal Matteo Zuppi, figura clave en el ámbito progresista y posible sucesor de Bergoglio, enfatizó la necesidad de una reflexión global sobre la situación.
Este aplazamiento supone un revés para los esfuerzos de reforma del Papa Francisco y pone de manifiesto las tensiones existentes dentro de la Iglesia, especialmente ante la posibilidad de un futuro cónclave y el debate sobre el rumbo del pontificado.