
Investigadores han reconstruido el rostro de una mujer que vivió en el antiguo Japón hace 3.550-3.960 años, utilizando tecnología de secuenciación genética. El análisis de ADN de una muela encontrada en la isla Rebun reveló que la mujer, de cabello oscuro y rizado, ojos marrones y piel con pecas, perteneció al pueblo Jomon.
El pueblo Jomon, que habitó Japón durante unos 50.000 años, era un grupo de cazadores-recolectores conocidos por su cerámica decorada. El análisis genético reveló que los Jomon tenían características únicas, como alta tolerancia al alcohol y una dieta rica en grasas, que los distinguen de las poblaciones asiáticas actuales.
Los hallazgos sugieren que los Jomon se separaron de otras poblaciones asiáticas hace 38.000-18.000 años y desarrollaron adaptaciones genéticas a una dieta basada en la pesca y la caza. Aunque distintos de los japoneses modernos, los Jomon están más estrechamente relacionados con ellos, así como con otros grupos del este de Eurasia.
El estudio también indica que los Jomon no eran homogéneos, sino que estaban divididos en subgrupos, lo que podría explicar la diversidad cultural y genética observada en los restos arqueológicos.