“A mi madre le debo todo lo que soy”
El protagonista de Drácula, el Musical, en una charla íntima y reveladora con Alejandra Canosa. Recuerdos, amores y pasiones de un artista completo.
A poco de la despedida final de “Drácula, el Musical”, en el Luna Park, y tras recorrer la Argentina de punta a punta llenando teatros, el reconocido barítono y uno de los grandes referentes del musical argentino, volverá a subirse al escenario del mítico estadio que lo vio nacer, para presentar el espectáculo “Juan Rodó: La Voz del Musical”, con una única función, el viernes 20 de octubre, con orquesta en vivo y la dirección de Ángel Mahler.
Será un show único, en el que, a través de la magia de su voz y su interpretación, repasará títulos inolvidables de los musicales que protagonizó: Excalibur, Dorian Grey, La Bella y la Bestia, Los Miserables, Jekyll & Hyde, entre otros.
Artista consagrado, destacado y premiado, celebra la ovación del público y se ilumina aún más cuando el estadio en sintonía casi coreográfica danza con las linternas de los teléfonos celulares encendidas.
Drácula, la creación de Pepe Cibrián y Ángel Mahler, es una de las producciones más importantes del musical, por sus protagonistas, escenografía, puesta en escena, técnica, orquesta en vivo… “Disponemos de varios formatos para poder llevarla a distintos escenarios”, afirma Rodó, quien ha transitado un largo recorrido artístico. Recibe a Alejandra Canosa en su casa del barrio de Palermo e invita a tomar algo mientras silencia su celular para no interrumpir la conversación.
-¿Qué significó para vos volver a protagonizar “Drácula” después de 32 años? ¿Lo imaginabas?
-Nunca imaginé volver vivir una emoción tan grande después de tanto tiempo. Es como una repetición de aquel éxito del 91, cuando la gente enfervorizada sacaba una entrada para ir a vernos y nos esperaba a la salida con pasión, la misma que se repitió en esta vuelta. Lo que sucede con la obra y con el público es un milagro y sigo sorprendido. Llevamos casi un año y ocho meses de temporada y ya estamos en el cierre definitivo. Si bien se repitió muchas veces y en diferentes escenarios, jamás tuvo una temporada con tanta continuidad. Es un logro argentino y es inagotable.
-En aquella época fue un tsunami, un boom, y definitivamente te consagraste como “El Conde Drácula argentino”, sin lugar a dudas: único e irrepetible.
-Es tal cual, la gente me identifica con eso y me gratifica muchísimo porque emparentó el reconocimiento y la admiración de mi yo artista. Me honra el cariño de la gente.
-Si bien Juan has protagonizado musicales extraordinarios, la capa del Conde te lleva a la inmortalidad.
-El Conde Drácula es el personaje de mi vida, y en esta versión me permití ser libre y disfrutar la despedida. Pepe Cibrián, su creador lo imaginó como un vampiro sensible y apasionado y eso cautivó a los que han visto la obra una y otra vez. Fue un acierto diseñarlo así porque le dio un tinte tan distintivo frente a otras versiones que hizo que el público se enamorara del personaje, se inmolara en pos del amor, demostrando tener más humanidad de la que imaginaban. Me siento responsable junto a su creador de haber construido y madurado el personaje.
Todo eso que describe Rodó se percibe en la platea, que estalla en aplausos y celebra la transformación y el valor del personaje en la piel de un mismo actor sin reparar en qué momento fue la metamorfosis. Procesar tremendo desafío, imaginar lo que vendría y afrontar los miedos, habiendo arrancado desde un lugar muy elevado seguramente haya sido un shock emocional siendo tan joven. “Por lo general, un actor se consagra con un rol así sobre el final de su carrera y en un momento sentí que había empezado al revés. Me preguntaba cómo seguiría mi carrera”, reconoce mirando hacia atrás.
El presente le devolvió la respuesta. Tuvo la fortuna que experimentan algunos artistas y en pocos días se dará el lujo de subirse al ex templo del boxeo, que muchos años atrás producía el recordado Tito Lectoure. “En este caso con un repertorio que incluye todos los musicales que hice a lo largo de mi carrera, que son parte de mi vida y tienen un valor emocional tan grande como la belleza que incluye el repertorio. El show va a durar aproximadamente dos horas, estaré acompañado por la Orquesta B.A. Pops, compuesta por sesenta músicos y dirigida por el maestro Ángel Mahler, quien hace poco me dijo: Creo que vos, como artista del musical, sos EL artista. Y merecés un espacio por fuera de la obra para que el público se deleite solamente con tu voz. Este proyecto, idea de Mahler es una celebración”.
-Será una noche muy especial. ¿Quiénes te van a acompañar? ¿Convocaste artistas con los que trabajaste anteriormente?
-Mi familia, porque yo soy como los “Von Trapp”, todos son artistas, empezando por mi mujer, Eluney Zalazar, quien ha estado conmigo en la mayoría de los musicales. Y además vamos a compartir una de las canciones esa noche con mis hijos, Mateo (32) productor musical y compositor quien va a dirigir “Jack el destripador” en un número muy especial, donde cantaré con mi hija Chiara (26) ¡Será muy hermoso! Habrá invitados especiales entre los que estarán Marisol Otero, con quien hicimos “La Bella y la Bestia”; Raúl Lavié, con quien hicimos “Jekyll & Hyde” y, si no viaja, mi amiga Cecilia Milone, que fue Mina Murray, en Drácula, durante tantos años.
-En tiempos de búsqueda de fama efímera, de querer ser exitoso sin demasiado esfuerzo, ¿qué priorizás en tu escuela de canto y qué van a buscar tus alumnos?
-Obviamente tomamos a todas aquellas personas que están apasionadas e interesadas por aprender acerca del género. La disciplina es un factor muy importante y justamente el mensaje es que no pasa sólo por querer hacer lo que te gusta y no basta con tener talento, sino que requiere del compromiso, de la preparación, la formación, el trabajo y la dedicación. Ese es el valor más importante que nosotros inculcamos, más allá del tecnicismo de cada área, por lo cual, los alumnos que egresan de nuestra escuela tienen un criterio muy particular en función de lo que yo como docente enseño, en función de lo que creo que tiene que ser, según me he formado.
-¿Qué opinión te merecen los realities shows de canto?
-Descreo del éxito fácil y rápido, aunque puede existir porque de hecho muchos proyectos televisivos ha generado eso como resultado: que sea explosivo y efímero al mismo tiempo, pero que lamentablemente no beneficia a la persona. Al principio lo eleva y después cae abruptamente. Por eso insisto en que lo que hay que construir es la solidez en la formación si querés ser un verdadero artista.
-¿De qué cosas disfrutás fuera de tu trabajo?
-Cuando no estoy ocupado con mis actividades laborales, me hago tiempo para entrenar físicamente, cuidar mi salud y estar bien anímicamente. Me encanta salir a correr al aire libre, me gusta escuchar música. Soy totalmente melómano, no puedo despertarme sin música porque la música es fundamental en mi vida, del mismo modo que si voy manejando suena algún tema de música clásica.
-¿Cómo te ves? ¿A qué velocidad corre el reloj biológico en tu cabeza y cuál es tu escala de prioridades?
-Me veo y me siento muy bien, voy para adelante y pienso que me gustaría vivir hasta los cien años y si lo logro no quisiera estar tan deteriorado. Voy como Drácula, peleándola hasta la eternidad, pero de la buena, hasta donde se pueda. Ya no me vuelvo loco con la idea de trabajar tanto, por la oportunidad. Si viene, viene. Y, si no, buscaré la posibilidad de hacer lo que me gusta. Siento que necesito conectarme más con la vida y no tanto con la obsesión del trabajo a cualquier precio. Tengo muy presente la idea de disfrutar más la vida porque hay un momento en que sos más consciente de eso, la vida pasa y si no la disfrutás, te la perdés.
Enamorado de Eluney Zalazar, su mujer (bailarina,cantante y actriz), con quien comparte la vida desde hace catorce años, que incluyen seis de casados, y cada vez que la nombra no puede disimular el estado de felicidad que le genera y lo comparte. “Tenemos una relación fantástica y nos llevamos bárbaro, pensá que nos la pasamos todo el día juntos porque trabajamos en la Escuela y en el teatro, pero somos muy felices. Elunay es una persona increíble, nos divertimos, siempre le digo que llegó para iluminarme. Me siento privilegiado por haberla conocido porque me ha cambiado muchísimo en todo sentido. Nuestro plan perfecto es terminar el trabajo del día para encontrarnos. Somos pareja justamente porque encajamos y en las diferencias también lo somos”, define.
-En tiempos de elecciones y de tanta ebullición social, ¿qué tema musical le sugerirías a los políticos ordenar sus ideas?
-Sin dudas, La Novena Sinfonía de Beethoven, donde justamente se habla de la humanidad, del ser humano y de la unión entre todos. Es una obra que resalta todo eso y que pretende que estemos todos en paz.
-Sé que en un par de horas tenés un ensayo. ¿Con quién te hubiera gustado sentarte a conversar en la mesa de un bar en una esquina emblemática de Buenos Aires?
-Elegiría a mis padres, que ya no los tengo y les contaría cosas que me han pasado en este último tiempo. No iría a un bar tradicional, sino más bien elegiría un lindo bar en medio de la naturaleza, donde haya mucho verde alrededor.
-Hoy, en la Argentina se celebra el Día de la Madre. ¿Tenés ganas de compartir algún recuerdo con ella? ¿Cómo era tu mamá?
-Increíblemente, mamá falleció en el 2007, en medio de una de las temporadas de “Drácula”. Tengo una anécdota trascendental con ella, era una mujer bella, dulce, frágil pero fuerte, sensible y cariñosa. Fue la primera que me vio jugando con una raqueta de tenis como si hubiera sido una guitarra eléctrica, y que percibió que yo imitaba a un pianista tocando sobre la mesa un piano imaginario. Descubrió rápidamente que yo tenía esa inclinación por la música y que dramatizaba el juego.
“A mi madre le debo todo lo que soy”, dice categórico, Rodó, emocionado hasta las lágrimas, con el orgullo de haber tenido una mamá extraordinaria.