“Estoy recuperando los contactos de a poco porque perdí el teléfono hace unos días… No te imaginás la alegría que sentí cuando escuché tu audio vía whatsapp”, confiesa emocionado Miguel Ángel Solá mientras busca una sombra para escapar del agobiante calor de un mediodía de viernes madrileño. Se sienta a la mesa de un bar, a metros de la Gran Vía, y se dispone a conversar por videollamada.