"Primero me amigué con la vida y eso desencadenó que me amigara con mi cuerpo y con todo lo demás"
La actriz y panelista de televisión revela en charla con Alejandra Canosa que está disfrutando del presente, en calma, con trabajo y "rodeada de mucho amor".
Luego de una temporada exitosa en Villa Carlos Paz con la comedia “Dos Locas de Remate”, junto a la actriz Gladys Florimonte, bajo la dirección de Manuel González Gil en el Teatro Candilejas, Nazarena Vélez acaba de reincorporarse al panel de LAM, programa de televisión que conduce Ángel de Brito en el prime time de América.
Hace tiempo que se la ve disfrutando mucho de su presente y mostrándose al natural, aceptando su cuerpo y riéndose de cosas que en otra época hubieran sido un dramón. Desde que arrancó en los medios pasó por diferentes etapas: fue vedette en teatros de revistas, chica “Sofovich”, actriz, productora y empresaria. Pero hoy prioriza lo que realmente vale la pena y está convencida de que la vida le dio revancha.
Quienes la conocemos, empezando por su familia, amigos, colegas, periodistas y el público, seguimos su historia de vida porque ella misma decidió mediatizarla para hacer catarsis y nadie es quién para juzgarla.
Sale del gimnasio a la hora pautada para conversar con Alejandra Canosa y hace una seña con la mano derecha, al mismo tiempo que grita: “Canosa, bancame que ya voy”, con esa voz rápidamente reconocible categórica y pasional.
Se la ve venir caminando a paso ligero, al mismo tiempo que saca una botellita de la mochila para tomar un sorbo de agua y arranca la nota con la energía bien arriba. ¿Intensa? Sí, pero copada y con la mejor onda.
-La semana pasada hicieron la última función de “Dos Locas de Remate” ¿Cómo anduvo la temporada?
-Fue una temporada espectacular para nosotras porque la obra fue un éxito y la reestrenaremos en Buenos Aires en Semana Santa, el 28 de marzo, por ocho únicas semanas en el Teatro Picadilly de Calle Corrientes.
-¿Cómo fue la convivencia con Gladys arriba y abajo del escenario?
-¡Espectacular; la amo a Gladys! Ya desde el arranque, en los primeros ensayos, fue genial y apenas estrenamos sentimos que nos potenciábamos muchísimo arriba del escenario. Nos conocemos bastante porque mi primera obra de teatro fue con ella, también en Villa Carlos Paz, cuando yo apenas tenía dieciocho años y compartíamos elenco con Florencia Peña y Pablo Alarcón, en lo que fue el Teatro La Sombrilla que hoy es el Teatro Melos. Fuera del escenario nuestro vínculo es espectacular.
-Les tocó interpretar a dos locas desopilantes que exceden el título de la obra, que protegonizaron Soledad Silveyra y Verónica Llinás hace unos años, y Gladys se llevó el premio “Carlos” como Mejor Actriz de Comedia.
-Ella es “Catalina” y yo soy “Julia”, dos hermanas completamente desquiciadas que se vuelven a ver la cara después de veinte años. Ambas tendrán que superar su pasado para imaginar un futuro. La obra es un delirio.
-¿Qué similitudes y diferencias tiene Nazarena con “Julia”, tu personaje?
-Por suerte, ninguna. Porque es una mujer egoísta, a la que le encanta estar sola, no le importa relacionarse con su familia y sería capaz de matar tranquilamente. Imaginate que nada más lejano a mí, así que por suerte no me parezco ni en el blanco del ojo.
-¿Quiénes de la familia te acompañaron en la temporada?
-Toda mi familia, mi círculo más íntimo estuvo toda la temporada, iban y venían. Mis hijos, mi nieto, mis hermanos y hasta mis viejos se hicieron una escapada para acompañarme y compartir buenos momentos. Mi hija Barbarita estuvo los primeros quince días con Lucas, su marido, que además de mi yerno es mi socio. Nos gusta trabajar en familia porque nos queremos y nos respetamos. Mi familia es prioridad en mi vida. Es lo más importante que tengo respecto de los vínculos.
Nazarena es mamá de Bárbara, la mayor, hija de su relación con Alejandro Pucheta; de Chyno, de su relación con el cantante Daniel Agostini, y de Thiago, el más chiquito, un tesorito que dejó huella luego de la pérdida de su papá Fabián Rodríguez. Es el más mimado de todos, que ahora comparte mimos con Salvador, su nieto. “Con ese equipo, a todos lados”, expresa con una sonrisa que le achina los ojos de tanta felicidad. Y agrega: “Soy una mamá muy presente, me encanta disfrutar de la relación que tengo con todos y cada uno de ellos”.
-¿Cómo te sentís en tu nuevo rol de abuela de Salvador?
-Me encanta cubrir ese rol, amo ser abuela, el vínculo con Salvador es de amor puro, de conexión total, ese ensamble maravilloso que te genera un bebé y que al ser mi nieto me desborda y me emociona.
Capítulo aparte para Santiago “El Bocha” Caamaño, su pareja: los dos, bien de barrio: ella de Quilmes y él, de Avellaneda. Naza confesó en su momento que no pensaba volver a enamorarse. Sin embargo, cuando lo conoció dio rienda suelta a todo lo que fluía sin forzar, soltó los prejuicios y los mandatos que durante mucho tiempo le habían borrado la sonrisa de la cara. Y poco tiempo después, se enamoró. “Podría decirte que “El Bocha” es el amor de mi vida y no podría estar con él si no sintiera el amor que les tiene a mis hijos. Él nunca fue papá, pero es el mejor del mundo. Para mí, es un bombonazo, buen actor y mejor persona. Me fascina y me enamora cada día. Compartimos mucho tiempo juntos en la vida y en el trabajo y al día de hoy, no de sorprenderme porque sin buscarlo, lo encontré y me encontré con una familia completa con nieto y todo”, confiesa. El “Bocha” también hizo temporada en la Villa con la obra “Ya lo sabía”, producida por Nazarena y que habla del acoso escolar, del bullying, de todo lo que sufrimos en la infancia y adolescencia y va a estar todos los sábados del mes en el teatro “Andamio 90”.
-¿Podríamos decir que tu presente es extraordinario?
-Absolutamente, disfrutando del presente, en un momento de mucha calma y dejándome llevar por todo lo que me va sucediendo porque como te dije antes, estoy rodeada de mucho amor.
-En tu cuenta de Instagram se pueden ver varios reels motivando a otras mujeres para que se acepten tal cual son y que coman sin culpa. ¿Te amigaste con tu cuerpo sin descuidar la salud?
-Primero me amigué con la vida y eso desencadenó que me amigara con mi cuerpo y con todo lo demás. Hoy elijo comer lo que quiero, pero me cuido porque soy una mujer muy consciente. A los 49 años, tengo claro que ir al gimnasio es una buena opción si quiero tener buena salud y llegar sana a la vejez.
Naza, mujer guerrera si las hay, siguió adelante más allá de las tragedias y los duelos que tuvo que afrontar y procesar: la muerte de su hermana Jazmín, de 21 años, en un accidente de auto. El suicidio de Fabián Rodríguez, quien fue su pareja y papá de Thiago. Sin embargo, no reniega, se siente bendecida porque suele mirar con frecuencia la mitad del vaso lleno y sigue adelante.
“La sufrí, me dolió el alma, pero estoy viva, tengo muchas ganas de vivir. La única manera de salir adelante cuando te suceden cosas tan terribles es no analizar. Pasaba noches enteras buscando respuestas, pero tenía que criar a mis hijos y no podía detenerme. Soy fuerte, aunque también muy vulnerable”, define.
-Perdiste y ganaste. ¿Qué importancia le das al dinero?
-Ni más ni menos que el valor que tiene. El dinero es necesario para tener una mejor vida, poder pagar la obra social, elegir qué comer y darles a mis hijos lo que necesiten y entre esas cosas un techo para vivir tranquilos.
-¿Cuándo fue tu momento bisagra para pasar de la oscuridad a sentirte plena?
-Creo que fueron muchos, no podría focalizar en uno solo, pero la luz llegó con el tiempo, con la madurez y con el deseo de querer ver bien a mis hijos. Quizás me aceleró los tiempos tener la certeza de que para verlos bien a ellos tenía que estar bien yo primero.
Naza confiesa no tenerle miedo al paso del tiempo por la sencilla razón de que “el paso del tiempo significa que aún estamos vivos para seguir haciendo cosas, para disfrutar”.
-Si pudieras volver el tiempo atrás, ¿a quienes elegirías para compartir un día completo para conversar y abrazar fuerte?
-No lo pienso porque no es posible, entonces no me torturo con lo imposible. Aunque si pudiera hacerlo realidad, nada me gustaría más que abrazar fuerte a mi hermana Jazmín a quien extraño mucho.
Agradece la nota, sonriente, vestida de colores vivos y con el desparpajo que la caracteriza. Una auténtica Nazarena a la que también dan ganas de abrazar fuerte porque es más vulnerable y adorable de lo que muchos creen.