2023 no tiene Mundial
Lo argentinos destamos una alegría desmesurada por la obtención de la Copa del Mundo, en medio de un año de pesares. Que no depara lo que viene.
Los héroes de Qatar 2022 son en verdad eso, héroes. Brindaron una infinita catarata de alegría a un pueblo que la tenía atragantada, que padecía una necesidad desesperada de vivir un momento de euforia feliz, un pueblo apresado por la pesadumbre, la preocupación constante, la lucha sin cesar por conseguir solamente lo básico.
El 2022 que se fue, solamente tuvo Mundial. No hubo nada más para una alegría colectiva. El fútbol, otra vez el fútbol, el deporte mas extraordinario y mágico, la vida misma, el juego donde lo mejor y lo peor del ser humano se observa en 90 minutos, nos trajo, lo que ni por un minuto tuvimos el resto del año. Con suspenso, con angustia, con esfuerzo, y el logro valió tanto más.
Pero antes hubo unos cuantos meses. De inflación galopante, que no es un número, es no llegar a comer todos los días. ¿Cuantos de 5 millones que salieron a festejar con la Selección llegaron los 12 meses al último día? ¿Cuantos hicieron 4 comidas? La inflación no es un porcentaje del INDEC, es no llegar a pagar lo básico para vivir con dignidad.
Hubo políticos peleando por cosas que nadie entiende ni le importa, y veníamos de pandemia y muerte y pánico. Hubo muchas personas asesinadas por delitos evitables, criminales que no fueron condenados y víctimas que no encontraron paz. Hubo un dólar volando por las nubes y sueños rotos.
Por eso los chicos de Lionel Messi fueron héroes, porque llegaron sobre el final, a rescatarnos de una desgracia anímica social de niveles insospechados. Del abatimiento permanente. Fue una revancha contra este destino artero. Como lo fue ganarle a Inglaterra en el '86. Y meterle un gol con la mano. Y que D10S los baile a todos. No tuvimos una guerra, pero padecimos como si la hubiese.
2023 no tiene Mundial. Los pibes de la capa, Julián, Enzo, Alexis, Fideo, no van a poder venir a salvarnos de nada. Y pinta feo, hay que decirlo. Lo que si tenemos es la posibilidad de elegir, de dar un giro copernicano a ese destino fatal. Falta un montón para eso. Pero es la zanahoria, no hay otra. Depende de nosotros. Como la final de Qatar dependió de ellos. Y ellos pudieron.