Un vuelo de la aerolínea alemana Lufthansa, que conectaba Buenos Aires y Frankfurt, experimentó severas turbulencias que resultaron en lesiones para al menos 11 personas. El vuelo, identificado como LH511, despegó del Aeropuerto Internacional de Ezeiza y se encontraba en pleno trayecto sobre el Océano Atlántico cuando se presentó la situación adversa. 

Según la información proporcionada por la empresa, las turbulencias se produjeron en una "zona de convergencia intratropical" del Ecuador, un área conocida por sus corrientes de aire intensas que pueden ocasionar este tipo de fenómenos. A pesar de la alteración, la seguridad del vuelo no se vio comprometida, y el piloto logró manejar el imprevisto sin necesidad de realizar una parada de emergencia. El avión, un Boeing 747-8 de doble piso, finalmente aterrizó en Frankfurt sin mayores contratiempos. 

En relación a los heridos, se comunicó que cinco pasajeros y seis miembros de la tripulación sufrieron principalmente lesiones leves y recibieron atención médica tras el aterrizaje. Sin embargo, la aerolínea no proporcionó detalles específicos sobre la naturaleza de las lesiones, indicando que los afectados estaban siendo atendidos en un sanatorio de la ciudad alemana, sin que ninguna de las lesiones reviste gravedad. 

Testimonios y materiales visuales revelan daños en la cabina y en los compartimentos de las máscaras de oxígeno y los ventiladores, lo que indica la magnitud de las turbulencias experimentadas. De acuerdo con los datos obtenidos de Flight Radar 24, el avión se encontraba a una altitud de 33.000 pies cuando comenzó a experimentar las turbulencias, y su velocidad descendió abruptamente de 946 kilómetros por hora a 450 en menos de un minuto. Posteriormente, la tripulación logró restablecer la velocidad de crucero en 955 km/h. 

Horas después del incidente, los pilotos decidieron ascender otros 2.000 pies con la intención de evitar la zona de mal tiempo, aunque esta medida no resultó efectiva.