Declaró durante unas siete horas ayer el vicepresidente Amado Boudou. Fue ante el juez federal Ariel Lijo en la causa por presuntas negociaciones incompatibles con la función pública en el llamado Caso Ciccone. 

Por Continental, el ex jefe de Gabinete kirchnerista Alberto Fernández consideró que Boudou “tiene que pedir una licencia, no le pido la renuncia porque todos somos inocentes hasta que se pruebe la culpabilidad”. En La Mirada Despierta, argumentó que “sería muy saludable para él y para todos que en ese caso pidiera licencia”, lo que a su entender “tendría mejores consecuencias jurídicas para el Gobierno, porque esta defensa cerrada que el Gobierno hace de Boudou es un tema muy complicado”. 

Para Fernández, esa actitud del Ejecutivo “no sólo suena corporativa, sino encubridora, y eso no es sano para el Gobierno de Cristina ni para ninguno del Gobierno, y es particularmente malo para las instituciones”. En este sentido, recordó que, durante la presidencia de Néstor Kirchner, “hubo tres planteos públicos por supuestos casos de corrupción: el caso Skanska, el famoso caso de las valijas de Antonini Wilson y el caso de Felisa Miceli”, y “en los tres casos se pidieron renuncias sin que existieran causas mediante. Tan sólo el hecho justificó la renuncia. Néstor lo hubiera separado del cargo de vicepresidente”.