Claudio "Diablito" Echeverri, el chico que nació para ser el 10 de River
Daniel Brizuela, el descubridor del crack que debutó a los 17 años en la Primera del Millonario, habló con Hernán Castillo y el equipo de Sacá del Medio y contó cómo lo encontró en Chaco a los 10 años. "En su casita humilde tenía un santuario de River, su habitación era un mundo de River", contó.
Daniel Brizuela, descubridor de Claudio “Diablito” Echeverri, habló con Sacá del Medio y estas fueron las principales frases que dejó:
-"Claudio nació para ser el 10 de River, con ese aura especial. Él es fanático de River y lleva el adn del club".
-"Nuestra metodología como buscadores de talento con el proyecto de scouting de River era salir a la ruta 23 días del mes y era viajar, probar, viajar, probar. Hacíamos 300 kilómetros y probábamos a los chicos de la zona. Y 300 más y otra prueba".
“Yo trabajé en Racing en 2011, en la época que aparecieron De Paul, Musso, Centurión, un montón que hicieron ruido. Y llegué a River en 2016, después de haber pasado por San Lorenzo, Central… y tenía una base de datos muy grande”.
-"A Claudio ya lo había visto Luisito Cuevas, del club Luján, porque lo había entrenado cuando era chiquito. Y él le dijo que River iba a estar en Resistencia haciendo una prueba de jugadores. Luisito es carnicero y era uno de los cazatalentos ocultos que teníamos en Chaco".
-"Luisito agarró la moto y lo llevó a la prueba, en donde había 700 chicos. Entra Claudio y había otro chico que nos estaba diciendo ´yo soy el mejor´. En eso se da vuelta, lo ve a Claudio y corrige: ´No, no soy el mejor, soy el segundo, porque el mejor de todos es él´ y lo señala a Echeverri, con esa inocencia hermosa que tienen los niños. Y en la primera jugada de Claudio, hizo un control orientado en un pase que le dieron, desparramó a dos y la clavó en el ángulo. No había que ver mucho más. Después mirábamos las tomas de decisiones que tenía, la habilidad".
-"Me fui a ver al padre y a la madre porque en mi cabeza no podía parar de pensar que ese chico tenía que ser para River. No podíamos esperar ni un segundo. LLego a la casa y me sorprendo con la habitación de él, en una casita humilde, y en el fondo se veía una puerta pintada de blanco con la franja roja cruzada. Abrimos la puerta y era un santuario de River, su habitación era un mundo de River".