El Tribunal Oral en lo Criminal N°28 de la Ciudad de Buenos Aires condenó a Tito Franklin Escobar Ayllon a doce años y seis meses de prisión por el delito de abuso sexual agravado, perpetrado contra su pasajera Manuela Ponz durante un viaje en abril de 2015. Esta resolución fue dada a conocer tras la lectura de los alegatos, donde las autoridades judiciales determinaron la culpabilidad del acusado.

A pesar de que el ataque ocurrió hace casi ocho años, Escobar Ayllon fue detenido en julio de 2023, tras haber estado prófugo durante ese tiempo. Se había refugiado en Bolivia luego del incidente, y sobre él pesaba una recompensa de 5 millones de pesos argentinos para quien proporcionara información que condujera a su captura. Finalmente, fue aprehendido en Ciudad Satélite, El Alto, gracias a una colaboración entre el Centro Especial de Investigación Policial de Bolivia y el Departamento de Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la Policía Federal Argentina. Desde su detención, Escobar Ayllon aguardó el inicio del juicio, que comenzó este mes. 

Durante la última audiencia, Manuela Ponz tuvo la oportunidad de declarar, siendo la primera en hacerlo. Su testimonio, que se extendió por aproximadamente 30 minutos, ofreció un relato claro y detallado de los hechos ocurridos. Según su declaración, la agresión se produjo tras abordar el taxi de Escobar Ayllon, cuando regresaba a su hogar desde el bar “Mamita”, ubicado en Álvarez Thomas y Olleros. Después de recorrer algunas cuadras, se quedó dormida, lo que el chofer aprovechó para perpetrar el delito, trasladándose al asiento trasero del vehículo y cometiendo el abuso sexual durante aproximadamente media hora.

Manuela Ponz, que en ese momento contaba con 20 años, se despertó durante el ataque y trató de asustar a su agresor, alegando que tenía HIV, aunque esta estrategia no tuvo éxito. Al concluir el ataque, el acusado la empujó fuera del vehículo y se dio a la fuga.

Durante su turno de declaración, Escobar Ayllon se limitó a pedir disculpas a la víctima y a su propia familia, evitando responder a las preguntas formuladas por las autoridades. La abogada de Manuela, Adriana Biera, caracterizó esta acción como una admisión de culpabilidad, indicando que podría ser vista como un intento de atenuar las consecuencias de un fallo condenatorio inminente.

Previo al veredicto, la abogada de la víctima expresó que el juicio representaba no solo una oportunidad para esclarecer los hechos, sino también la esperanza de que, después de años de sufrimiento y lucha, Manuela pudiera cerrar un capítulo marcado por la impunidad. Añadió que estaba convencida de que la verdad prevalecería y que continuarían trabajando para lograr justicia, evitando que otras víctimas enfrentaran situaciones similares en el futuro.


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