Cristina Fernández: "Hay que temerle a Dios y a mí, un poquito"
La Presidenta lanzó esta frase en medio de un análisis por el retraso en las obras de la Acumar, el organismo que se encarga del saneamiento del Riachuelo.
"Sólo hay que tenerle temor a Dios y a mí, un poquito. Por lo menos los funcionarios que dependen de mí nombramiento. Es responsabilidad mía. Por todos y cada uno de los funcionarios. He firmado yo los decretos. Notifico solemnemente en este acto a todo el Poder Ejecutivo, organismos autárquicos y satélites: cuando suceden situaciones de esta naturaleza se comuniquen conmigo para ver lo que está pasando", sostuvo la Presidenta.
Cristina Fernández consideró ademas un dato positivo que en julio la cantidad de argentinos que viajaron al exterior haya superado a la de extranjeros que decidieron visitar el país, lo que se tradujo en una caída interanual del 80,8 por ciento en el saldo comercial turístico.
“Decían que la gente quiere viajar y no puede”, expresó la jefa de Estado en un acto en Casa de Gobierno, al relativizar de esta forma las restricciones a la adquisición de moneda extranjera.
Dichas limitaciones para la compra de moneda extranjera comenzaron a aplicarse el 13 de agosto, por medio de la resolución 3356 de la AFIP, por lo que sus efectos aún no se hicieron notar en el mes de análisis.
La presidenta hizo referencia a un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que mostró que el saldo comercial del turismo cayó en julio un 80,8 por ciento respecto del mismo mes del año pasado, como resultado de un aumento del 20,2 por ciento de los argentinos que viajaron al exterior y una caída del 7,5 por ciento del turismo receptivo.
Para la primera mandataria la caída del turismo receptivo obedeció a la “crisis internacional”.
En otro orden, Cristina Fernández informó que el saldo provisorio de la balanza comercial de agosto fue de 1.637 millones de dólares, con lo que ya se acumularon en los primeros ocho meses del año 10.040 millones, superando la meta esperada para todo 2012.
La jefa de Estado dio a conocer los datos, que son un anticipo de los que informará el INDEC el 24 de septiembre.
Al explicar las razones del superávit, la presidenta señaló que es el resultado de una caída de las importaciones (17 por ciento) mucho más pronunciada que las exportaciones (6 por ciento).
“Este es un saldo provisorio, pero espero que no se hayan equivocado, Moreno ¿es definitivo?, le preguntó la presidenta al secretario de Comercio Interior.
Pese a las caídas la presidenta destacó el desarrollo del comercio exterior porque la comparación se realiza con un año en que la economía creció 8,9 por ciento.
“Si baja la actividad económica, bajan las importaciones y el año pasado se produjo al mayor ritmo de inversión en equipos durables, 12,2 por ciento”, destacó la mandataria, al justificar el menor nivel de ventas al exterior.
Durante otro tramo de su discurso, la jefa de Estado se sumó a las críticas contra el CEO del Grupo Techint, Paolo Rocca, al lanzar un desafío para “discutir sobre competitividad pero también sobre posición dominante y subsidios”.
Fernández salió al cruce de las opiniones vertidas por el industrial siderúrgico quien había planteado problemas de competitividad en la economía argentina.
“Quieren discutir de competitividad, vamos a hacerlo. Pero también vamos a hablar de posición dominante y de subsidios”, deslizó la mandataria.
“Las declaraciones de Rocca hablan del costo de un obrero industrial donde menciona que el costo en la Argentina es de 24 dólares por hora, contra 12 dólares de un obrero en México y 9 dólares en Brasil”, señaló la presidenta.
Luego, destacó que “sin embargo Rocca dice que es optimista para el 2017 ó 2018. Con lo cual quiere decir que el obstáculo para que ese costo laboral sea más bajo es quien está acá parada”.
Y prosiguió: “Si el país está tan mal, ¿qué tendrán pensado para 2017? ¿Querrán salarios a un tercio o a la mitad de lo que están hoy?”.
“Evidentemente tienen problemas conmigo como lo tenían con él” (en referencia al ex presidente Néstor Kirchner).
“Nada les alcanza”, concluyó la jefa de Estado.