La grave situación de Siria y la crisis económica y financiera de Europa serán los temas centrales sobre la cual girará la próxima cumbre del G-20, en Rusia. Pero el Gobierno nacional intentará que otra problemática sea también de interés, y debate, para los máximos líderes mundiales: el litigio que impulsan acreedores con bonos en default en los Estados Unidos.

Los negociadores argentinos ya tomaron contacto con el Gobierno ruso de Vladimir Putin para que el tema esté en la agenda, publica el diario Ámbito Financiero. Del G-20 participan Estados Unidos, Alemania, Italia, Francia, Canadá, Japón, Arabia Saudita, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea como bloque.

Pero la apuesta no es sólo lograr una manifestación a favor en general sino, y fundamentalmente, consensuar un encuentro privado con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, que se negó a interferir sobre el conflicto ante la Corte Suprema de su país.

La idea de Cristina Kirchner es analizar qué grado de apoyo puede dar el Gobierno norteamericano ante el máximo tribunal para que decida positivamente tomar el caso argentino contra los holdouts. La clave para ello es convencer a Obaman que las consecuencias de un fallo desfavorable no impactarían sólo sobre la Argentina, sino también sobre el sistema financiero internacional en momentos en que Grecia, Chipre, Portugal e Irlanda están en pleno proceso de reestructuración de sus deudas, situación que podría extenderse a Italia, España y Turquía.