Cristina Fernández encabezó el acto central del Día de la Bandera, en Rosario
La presidenta aseguró que, "desde mayo de 2003, se está cumpliendo el sueño de Belgrano" de "una Argentina industrial, con trabajo, con educación, con progreso", y reclamó que no haya más "puños crispados" y "voces que convocan al desaliento y el fracaso".
En Rosario, a las doce y media, la presidenta Cristina Fernández encabezó el acto central por el Día de la Bandera en el Monumento a la Bandera, con la asistencia de los integrantes del Gabinete nacional; del gobernador de Santa Fe, Hermes Binner; y del intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, entre otros.
La jefa de Estado anunció que dispuso “que la enseña nacional sea enarbolada los 365 días del año en todos los edificios públicos”, un decreto firmado en 1869 por el entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento, del que acotó que, “más allá de las diferencias políticas, debemos considerarlo como alguien que luchó por el progreso y la educación de la Argentina”.
Reclamó “comenzar a saldar viejas diferencias” y que “este primer año del tercer centenario de la Patria” ubique “a todos en un lugar diferente, no desde las ideas que abrazamos, sino desde las actitudes frente al que piensa diferente”. También aseveró que, “desde mayo de 2003, se está cumpliendo el sueño de Belgrano. Él quería una Argentina industrial, una Argentina con trabajo, con educación, una Argentina con progreso”, recordó, citando los ensayos anteriores a mayo de 1810 que escribió el general y abogado acerca de temas económicos y educativos.
También reclamó que no haya más “puños crispados, no más voces que convocan al desaliento y el fracaso. Aquí está nuestro país la República Argentina, orgullosamente erguida en el concierto de las naciones, con una economía que no para de crecer, argentinos que recuperaron su trabajo, con niños que van al colegio no a comer sino a recibir educación. Aquí estamos argentinos y tenemos que tener conciencia que nadie nos ayudó a llegar a este lugar”, subrayó.
Además, definió a Néstor Kirchner como “un visionario” que “pudo ver lo que otros no veían” y llamó a “sobreponerse a las descalificaciones, injurias y agravios” para seguir “el camino de construcción de la patria”. En este sentido, exhortó a asumir que “el gran compromiso, la gran lucha” de hoy (respecto de la de hace dos siglos) es la “igualdad” y ratificó su compromiso de “dar las batallas contra aquellos intereses de adentro y de afuera que se oponen”.