El Gobierno de Javier Milei ha decidido intervenir la Casa de Moneda, una entidad estatal establecida en 1875 que actualmente emplea aproximadamente a 1.300 personas. Esta intervención tendrá una duración de 180 días, y ha sido designado como interventor Daniel Cavagnaro. A partir de ahora, la Casa de Moneda dejará de imprimir billetes, decisión que se encuentra en línea con los retrasos experimentados en la provisión de billetes de $1.000 y $2.000.

El portavoz oficial, Manuel Adorni, expresó en la conferencia que "en el marco de la reestructuración de la Casa de la Moneda se deja de emitir billetes de 2.000 pesos, un sinsentido heredado de la gestión anterior". Adorni añadió que el objetivo principal es incrementar la eficiencia de la Casa de Moneda, destacando que se ha tomado la decisión de intervenir la entidad para lograr una mejor gestión de sus recursos.

La reestructuración fue anunciada el 3 de octubre, coincidiendo con la disolución de la ex Ciccone Calcográfica, que estuvo involucrada en un caso de corrupción durante la administración kirchnerista, que llevó a la condena del ex vicepresidente Amado Boudou. La administración actual ya había comenzado a implementar cambios, ya que la Casa de Moneda había dejado de imprimir billetes. En su lugar, se ha decidido mantener activa la producción de chapas patentes y otros documentos que requieren medidas de seguridad, tales como cédulas verdes y pasaportes.

Esta decisión se fundamenta en la constatación de que la Casa de Moneda no estaba en condiciones de cumplir con la provisión de billetes de $1.000 y $2.000 en los plazos establecidos. Según el Banco Central, los atrasos en la producción han hecho inviable continuar fabricando estos billetes. Actualmente, el suministro de billetes de mayor denominación proviene del exterior, especialmente de China. A pesar de que la emisión monetaria ha sido reducida a cero, la reposición de billetes deteriorados sigue siendo necesaria.

La Casa de Moneda enfrenta serios desafíos en su capacidad de impresión, debido a la obsolescencia de su maquinaria y a una deuda que asciende a cerca de 400 millones de dólares, lo que ha limitado significativamente su capacidad operativa.