Luego de varios días de fuertes protestas en contra del régimen chino por la estricta política de COVID cero, las medidas comenzaron a relajarse paulatinamente en Beijing y otras ciudades de China. 

En las comunidades locales, se comenzó una lenta marcha atrás de las restricciones vigentes durante los últimos años. Por ejemplo, en la capital Beijing, donde muchos negocios están plenamente abiertos, ya no se exige una prueba negativa del virus tomada en las últimas 48 horas para abordar el transporte público.