Todo comenzó en 2015, cuando el técnico madrileño Ignacio Quereda fue destituido del cargo en julio de ese año, justo después del Mundial de Canadá en el que la selección no pudo ganar ninguno de sus tres partidos. 

Al regresar, las 23 convocadas hicieron pública una carta en la que denunciaban que la preparación del seleccionador había sido insuficiente y que sus métodos eran obsoletos. “Creemos que se ha terminado una etapa”, se leía en la publicación Sin embargo, la protesta de las futbolistas escondía mucho más.