La pelea por la reforma judicial se trasladó a la interna del Gobierno
Parrilli dijo que la Comisión Bicameral podría sancionar jueces. La Ministra de Justicia Marcela Losardo suavizó esa postura y agregó que eso sería "inconstitucional".
Oscar Parrilli es un Senador Nacional de gran relevancia, simplemente porque es hombre del riñón de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y sus palabras suelen estar guiadas por los deseos e ideas políticas de su jefa. Pero Marcela Losardo es la Ministra de Justicia, de la mas estricta confianza del Presidente Alberto Fernández, compañera de la facultad y socia en su estudio jurídico, tal vez, el vínculo mas arraigado desde lo intelectual del propio titular del Ejecutivo.
El mensaje del Presidente en la Asamblea Legislativa disparó las alertas: la emprendió contra la Justicia y anunció una diversidad de reformas. A esa iniciativa respondió Parrilli casi de inmediato, anunciando la creación de una Comisión Bicameral, para controlar a los jueces, a sus sentencias y eventualmente “propondría” sanciones.
Hay quienes dicen cerca del mandatario, que Parrilli, solo o mandado, “sobreinterpretó” el discurso del Fernández y aprovechó para instalar la idea de la bicameral con superpoderes de control, sobre otro poder del Estado. Las mismas fuentes dicen que la desmentida a medias de Losardo, responde a un mandato expreso de Fernández, quien busca depegarse de una Comisión que conduce a una pelea sin retorno y le da a la oposición otro tema del que tomarse para castigar al gobierno, innecesariamente.
En definitiva, sería otro capítulo de la interna propia de una coalición de gobierno que no es homogénea. Parrilli mandado por Cristina, Losardo mandada por Alberto, y las ideas bastante contrapuestas, un cruce que alimenta mas a la oposición, y que condena el proyecto al ostracismo. En el propio Congreso, quienes se sientan cercanos al Presidente, buscarán limitar las facultades de la Bicameral y quienes sean mas proclives a estar cerca de la Vicepresidenta insistirán con los superpoderes.
En definitiva, más allá del hecho puntual de la Comisión y sus facultades, si termina siendo una suerte de “jurado del escarnio” o una de las tantas comisiones del Congreso anodinas, que no tienen relevancia ni funciones útiles, el cruce Parrilli-Losardo abre la grieta, pero no con la oposición, la que mas debilita al gobierno, la grieta interna.