Los microbios intestinales serían cruciales para la evolución cerebral
En un estudio de la Universidad Northwestern, se introdujeron microbios de especies de primates con cerebros grandes y pequeños en ratones. Los primeros producían y usaban más energía, mientras que los de cerebro pequeño almacenaban más grasa. Los datos sugieren que los microbios intestinales afectan la evolución mediante cambios en la función corporal.
Según un estudio publicado en Microbial Genomics, los microbios que favorecen la producción de más energía metabólica podrían ser esenciales para la evolución de cerebros grandes. El tejido cerebral es uno de los órganos más demandantes de energía en el cuerpo, por lo que los mamíferos con cerebros más grandes necesitan más energía.
Un estudio de la Universidad Northwestern resalta el papel de los microbios intestinales, que ayudan en la descomposición de alimentos y la producción de energía. En un entorno de laboratorio, los investigadores introdujeron microbios de especies de primates con cerebros grandes y pequeños en ratones.
Los resultados mostraron que ratones con microbios de primates de cerebro grande producían y usaban más energía, mientras que los de cerebro pequeño almacenaban más grasa. Esto sugiere que los microbios intestinales influyen en variaciones biológicas, apoyando la idea de que podrían afectar la evolución mediante cambios en la función corporal.
Este estudio ofrece una nueva perspectiva sobre la evolución humana en relación con nuestros cerebros grandes. Investigaciones previas han analizado la influencia de genes y ambiente, pero poco se ha explorado sobre el uso de energía en primates y el desarrollo metabólico.
«Sabemos que la comunidad de microbios en el intestino grueso puede generar compuestos que afectan aspectos de la biología humana, como cambios metabólicos que pueden llevar a resistencia a la insulina y aumento de peso», comentó Katherine Amato, y agregó que la variación en la microbiota es un mecanismo poco explorado.
«Aunque observamos que los ratones inoculados con microbios humanos tenían algunas diferencias, el patrón más evidente era la distinción entre primates de cerebro grande y pequeño». Los hallazgos sugieren que desarrollos independientes de cerebros grandes en humanos y monos ardilla condujeron a cambios paralelos en sus comunidades microbianas para facilitar la energía necesaria.
Futuras investigaciones buscarán experimentos con otras especies de primates y caracterizar más los compuestos microbianos y funciones biológicas.