Después de poner sus huevos, el pulpo hembra deja de alimentarse y comienza a autolesionarse, arrancándose la piel y mordiendo las puntas de sus tentáculos. El macho se suicidará unos meses después.

Para la ciencia, este comportamiento de los pulpos ha sido hasta ahora enigmático, aunque en la última edición de la revista Current Biology un grupo de investigadores publicó una explicación a estas actitudes.