Pérez Esquivel: "Marambio no dejo un buen recuerdo en su anterior gestión"
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de La Paz, informó que, cuando ocupó el cargo en 2007-10, el funcionario fue acusado de "apoyar la militarización del sistema penitenciario".
El abogado Alejandro Marambio es nuevamente jefe del Servicio Penitenciario Federal. Había estado por primera vez en el cargo cuando Aníbal Fernández era ministro de Justicia, pero es muy cuestionado por organismos de DD.HH por su labor en aquellos años.
Por Continental, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel informó que, cuando Marambio ocupó el puesto entre 2007 y 2010 (año en el que se fue ascendido a Subsecretario de Política Penitenciaria), “no dejó buenos recuerdos”. Partió a España en 2011 representando al Gobierno y de allí vuelve para reemplazar a Víctor Hortel.
"No es que no tenga los antecedentes de cada miembro del Instituto Penitenciario como de las Fuerzas Armadas o policiales. En esto hay que ver cómo actúan con los nombramientos. Ya tuvimos casos como el de Milani y otros, me parece que el Gobierno debe revisar los antecedentes de cada uno", reflexionó en Magdalena Tempranísimo.
Pérez Esquivel recordó que su designación como juez de Ejecución Penal fue objetada por él ante el Consejo de la Magistratura, en su momento. Y enfatizó que "las torturas en las cárceles son una actitud que está enquistada, lo que pasa que antes formaba parte de las políticas de gobierno", reconoció.
"Hay que hacer un tratajo de conciencia y de seguimiento, no sólo sobre los funcionarios penitenciarios, sino también a los jueces. También hay muchos presos con prisión preventiva, cuando según el Pacto de San José de Costa Risa no pueden estar más de dos años en esa condición, nosotros hemos encontrado gente que lleva hasta siete años presa en esa condición", propuso Pérez Esquivel.
Antes de ocupar el cargo, Marambio se había formado en la Procuración Penitenciaria, justamente el organismo que lucha por los derechos de los presos. Sin embargo, ex subordinados suyos lo acusan de “apoyar la militarización del sistema penitenciario”. Según esas versiones, difundidas por Clarín, su gestión “se caracterizó por el ataque al funcionamiento del emblemático Centro Universitario de Devoto (CUD) y el crecimiento de la violencia intramuros, como así también de las denuncias de torturas y de supuestos beneficios a los condenados por delitos de lesa humanidad”.
Anoche, el ministro de Justicia, Julio Alak, lo ponderó como quien “logró que Argentina sea el único entre todos los países latinoamericanos que no tiene superpoblación carcelaria”, con “la ventaja de tener una experiencia concreta y práctica en la tarea”, recordando que fue el primer civil designado en ese cargo por Néstor Kirchner.