Los comerciantes reabrieron este miércoles sus negocios en Tucumán, sacando las rejas y despegando el papel de diario de las vidrieras, y en las escuelas retomaron parcialmente las clases, tras una noche con temor a nuevos saqueos y represión policial frente a la Casa de Gobierno, que culminó con la renuncia del jefe de la fuerza, Jorge
Racedo.

"Los policías tendrían que haber aguantado, no reprimir. La gente está en todo su derecho de expresar su malestar", dijo el mandatario en un diálogo con la prensa este miércoles, en alusión a los incidentes frente a la Casa de Gobierno, cuando una columna de manifestantes, entre ellos comerciantes y vecinos, llegó con sus cacerolas muy cerca de uno de los ingresos y fue dispersada por efectivos de la Guardia de Infantería con gases lacrimógenos y balas de goma.

Poco antes, los efectivos policiales de paro habían aceptado una propuesta de aumento salarial de un 35 por ciento, que lleva a 8.500 pesos el salario del bolsillo de un agente recién ingresado, la que el gobernador José Alperovich dispuso mediante un decreto de necesidad y urgencia (DNU).

"No entiendo por qué tuvimos que pagar semejante costo por algo que no le encuentro sentido. La extorsión policial no tiene perdón de Dios", dijo Alperovich este miércoles.

En los últimos días, al menos tres personas murieron como consecuencia de los desmanes y saqueos a comercios en Tucumán, confirmó el gobierno provincial, en medio de una jornada de huelga policial que mantuvo a la sociedad en vilo, con negocios y bancos cerrados.