Una de las grandes incógnitas que se va a develar el año que viene es si la presidenta Cristina Fernández de Kirchner va a ser candidata a la reelección. De su decisión personal depende casi todo el mapa político argentino en general y el del peronismo en particular. Está claro que hoy la presidenta es por lejos la mejor candidata que tiene su espacio. El crecimiento de su imagen en las encuestas, sobre todo después de la muerte de su marido así lo confirma.

Esto dicho con toda la precaución que hay que tener cuando hablamos de una foto de un momento y no de una película. Le doy un dato: las primeras mediciones de las consultoras dicen que la crisis por el tema de las ocupaciones ilegales de tierras también está impactando fuertemente en la presidenta pero en forma negativa. Todavía es muy temprano para establecer cuantos puntos perderá de intención de votos por este clima de caos y de no encontrar el rumbo correcto de las soluciones para este desafío de los sin tierra. Pero si está claro que la figura de Cristina que hasta hace unos días parecía invencible empieza a mostrar algunas fisuras ante la opinión pública. Pero sin dudas es la gran carta de triunfo y de unidad del peronismo kirchnerista. Y digo de unidad porque solo ella tiene la capacidad de mantener juntos y encolumnar a diversos sectores muy divergentes en lo ideológico.

Desde Hebe Bonafini hasta Hugo Curto, por ejemplo. Si por algún motivo personal o de cualquier otro tipo, la presidenta resolviera retirarse de la carrera presidencial y entregar el mando a otro presidente elegido en las urnas esa coalición interna estallaría de inmediato.

¿Usted se imagina a los sectores mas de izquierda votando o a Daniel Scioli quien sería el candidato puesto si Cristina abdica? Por eso es tan importante seguir de cerca sus decisiones. Porque todo el peronismo kirchnerista y el resto de los partidos incluido el peronismo no kirchnerista armaría un rompecabezas absolutamente distinto según esa postura. Anoche le dije a un dirigente sindical que estuvo en la reunión del PJ en Olivos que yo interpretaba las palabras y los gestos de Cristina como que ya decidió ir por la reelección. ¿De que otra manera entender el cierre de su discurso? Ella, conmovida al hablar de la navidad, les pidió a todos que cuando brinden con sus seres queridos se acuerden de ese buen presidente que fue Néstor Kirchner. Y al final, levantó su voz y arengó diciendo: “No hay que aflojar. Esto lo hacemos por él que nos diría: vayan para adelante porque vinimos a cambiar la Argentina”.

Más claro imposible. Cristina se ofrece para seguir cambiando la Argentina en homenaje a su esposo. Si la vida y la política fuera matemática no habría más nada que hablar. Solo titular: Cristina candidata en el 2011. Pero los seres humanos y las circunstancias son mucho más complejas y menos previsibles. Los afectos familiares, las relaciones personales, los estados de ánimo pesan mucho a la hora de las decisiones. Un secretario de estado que también estuvo en Olivos me dijo: “Era lógico que dijera lo que dijo. ¿Qué esperabas? ¿Qué anunciara que termina el mandato y se va? ¿Sería un suicidio político porque de inmediato perdería poder y desataría una lucha interna tremenda por su sucesión? Todavía hay que esperar”. ¿Quiere saber lo que le contesté? Simplemente: tenés razón.

Kirchner, Scioli, Olivos