¿Quién tiene razón? ¿Cristina o el FMI? ¿Quién habla con la verdad? ¿La presidenta de la Nación o el Fondo Monetario Internacional? En el último cruce de declaraciones hay que decir que ambos están diciendo lo correcto. Cristina plantea una realidad cuando dice que el organismo internacional de crédito está vaciado absolutamente de credibilidad. Que se han pasado la vida imponiendo recetas neoliberales y ortodoxas que destruyeron la economía de los países.
 
Que sus burócratas no fueron capaces de prever el terremoto financiero que todavía sigue haciendo daño con sus remezones. Acierta Cristina cuando plantea que hay que reformular todas estas entidades que solo han servido para endiosar a un mercado incapaz de solucionar los problemas reales de los mas pobres del mundo. Hace unos días, por twitter la presidenta se preguntó donde estaban los del FMI cuando se formaron,” no las burbujas sino los globos aerostáticos financieros”. Y si hubo alguna sanción para los directores que se enriquecieron y fundieron al mundo. Nobleza obliga: en estas críticas, la presidenta tiene razón.

El tema es que la moneda tiene dos caras. Porque el cuestionamiento inédito que hizo el FMI también tiene una base realmente existente: las trampas de las estadísticas que inventó Guillermo Moreno en el INDEC. El FMI no tiene autoridad moral y en esto coincido con la presidenta. Pero es cierto que nuestro país quiso tomar de tontos a todos y estafó con las cifras de la inflación. Esa también es una farsa realmente existente. Por eso el directorio del fondo emitió una declaración de censura y le dio ocho meses de plazo para que Argentina deje de dibujar los números del índice de precios como viene haciendo desde que Guillermo Moreno invadió el INDEC con patotas armadas.

Los líderes del mundo harían muy bien en dar por terminada la nefasta experiencia del Fondo y fundar algo nuevo que tenga mas en cuenta a la economía real y a los ciudadanos mas necesitados y menos a la rapiña financiera y las timbas en los aguantaderos fiscales.
El gobierno nacional también haría muy bien en reconocer al absoluto fracaso de la presunta picardía criolla de Moreno. La mentira tiene patas cortas y no logró cumplir ninguno de los objetivos buscados. La inflación fue creciendo hasta límites intolerables y el país sufrió la fuga de 80 mil millones de dólares y la caída a pique de la inversión, entre otras cosas, porque nadie confía en los números que son pura malversación es decir, puro delito.

Hoy nos encontramos en la peor situación. Hay serios peligros de un desborde inflacionario y recién ahora, a regañadientes y sin reconocerlo del todo, el gobierno está tomando medidas contra la inflación que siempre ignoró. Decía que era un invento de los medios destituyentes y de los opositores agoreros. Ahora la granada les estalló en las manos. Ahora están desesperados para que las paritarias tengan un tope del 20% cuando nadie vislumbra una inflación menor al 25%. Ahora implementan un control de precios apurado, improvisado, cuando hace apenas 12 días, si escuchó bien, hace apenas 12 días la presidenta dijo que la historia había demostrado que los controles de precios no servían para nada. Fue en aquel discurso cuando, con el traje de Litta de Lazzari, recomendó a los usuarios hacerles el vacío a los comerciantes remarcadotes. Pero esto no es todo.

En un discurso anterior, Cristina quiso echarle la culpa de la inflación a Macri, Scioli y los demás gobernadores e intendentes. Dijo que eran inflacionarios los aumentos de precio del subte, y de los impuestos provinciales y municipales. Que eso estaba desequilibrando sus planes de estabilidad. Sonó tragicómico y muy poco creíble. Un gobierno que ni siquiera mencionó la palabra inflación durante años, de pronto intenta responsabilizar a otros por semejante drama.

Ahora que las papas queman, el gobierno debe tomar con seriedad y responsabilidad el tema. Dejar de mentir y de buscar chivos expiatorios. Hacerse cargo del problema. Reconocer el peligro y empezar a desmontar esa verdadera bomba de tiempo que está envenenando a toda la economía. Ayer Cristina, otra vez por twitter y con algunas palabras en inglés como le gusta, fue durísima contra la calificadoras de riesgo y reclamó que sean sancionadas. Correcto, diría Susana. Okay. Danger. Otra vez la presidenta tiene razón. Pero también es cierto que la presidenta otra vez está viendo la paja en el ojo ajeno y no se da cuenta de la viga que tiene en el propio. Ella se pregunta donde estaba el Fondo cuando estalló la crisis. Los argentinos, con todo derecho, nos podemos preguntar donde estaba Cristina y donde está ahora para evitar el incendio inflacionario. Ojalá haga algo más eficaz que escribir por twitter y criticar al Fondo.