¿Oposición? Bien gracias…
Las fortalezas electorales de la presidenta Cristina Fernández son muy variadas. La altísima intención de votos que le dan todas las encuestas demuestra que 32 trimestres de crecimiento económico consecutivo y un aumento muy fuerte del consumo la convierten en la candidata que más posibilidades tiene de ganar el 23 de octubre.
Las fortalezas electorales de la presidenta Cristina Fernández son muy variadas. La altísima intención de votos que le dan todas las encuestas demuestra que 32 trimestres de crecimiento económico consecutivo y un aumento muy fuerte del consumo la convierten en la candidata que más posibilidades tiene de ganar el 23 de octubre.
También hay que sumar la solidaridad con su dolor que despertó luego de la muerte de su esposo, en muchos casos sobreactuada y manipulada según Elisa Carrió y otros dirigentes opositores. Entre los que analizan la política hay cierto consenso de que las cosas, mas o menos, son así. Pero hay otro elemento muy importante en la solidez de Cristina: la fragilidad de la oposición. No es la primera vez que lo decimos. Pero a la hora de la verdad, cuando hay que demostrar generosidad en la construcción para los comicios aparecen con toda intensidad la mezquindad, los celos y la facilidad que tienen para pelearse y dividirse los opositores que necesitaban unirse para enfrentar una candidata de envergadura. Vamos por partes. ¿Se acuerda usted del Acuerdo Cívico y Social? Hasta no hace mucho era una esperanza seria. De hecho una fuerza de similares aliados gobierna bastante bien en Santa Fe.
Allí conviven radicales, socialistas, seguidores de Carrió y de Stolbizer. Ese Acuerdo se transformó en Desacuerdo y se dividió en cuatro candidaturas por lo menos. Alfonsín va por su lado, Elisa Carrió por el suyo, Hermes Binner por el suyo y hasta Pino Solanas que se iba a sumar a ese conglomerado ahora tiene candidata a presidenta que hizo rancho aparte y se llama Alcira Argumedo. Toda gente respetable. Todos los dirigentes que les nombré son muy críticos del gobierno nacional, son dirigentes con fama de honradez, quieren defender las instituciones democráticas, la división de poderes y evitar la corrupción de estado y el autoritarismo. Sin embargo no pudieron construir lo básico, lo elemental, una lista en común. Ese pensamiento socialdemócrata, republicano es muy necesario en toda democracia en general y en la Argentina en particular.
Pero no pudo ser. Todos lavaron los trapos sucios en público y se pelearon por minucias, por cargos, por protagonismos personales y por espacios insignificantes. Y el resultado esta a la vista. La única que ganó con esas fracturas múltiples es Cristina y la única que perdió es la democracia que necesita el equilibrio de una fuerza alternativa. Sin alternancia no hay democracia completa. Un chiste de Rudy y Paz es cruel pero muy real. Dice que se confirmó que Pino Solanas es progresista. ¿Por qué?, pregunta un interlocutor. Porque la derecha critica a sus enemigos y los progres critican a sus aliados. En fin, es lo que hay. Hace una semana yo me pregunté en el título de una columna si el frente iba a ser amplio o estrecho. ¿Se acuerda? Además de ese espacio hay otras oposiciones. Dos dentro del peronismo pero con poca capacidad de juntar votos: Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saa van a hacer fuerza pero pelean contra el espíritu que le da identidad al justicialismo: todos se unen alrededor del ganador. Y hasta ahora las encuestas dicen que la ganadora es Cristina. Queda la candidatura de Jorge Altamira y la izquierda tradicional y mas intransigente que tiene que dar una fuerte batalla para superar el 1,5% del padrón que exige la nueva ley electoral para competir.
No hay mucho más. El kirchnerismo, o mejor dicho Cristina, unifica a sectores que están ideológicamente en las antípodas, como podrían ser Raul Otacehé, intendente de Merlo, a la derecha de su pantalla señora y Hebe Bonafini, un icono de la izquierda. Conviven detrás de un objetivo común: el poder. El resto del abanico político argentino tiene una esperanza solamente. Que el 14 de agosto en las elecciones internas obligatorias quede claro quien es el opositor con mas votos capaz de pelearle cuerpo a cuerpo a Cristina para evitar su triunfo en primera vuelta. Y a las segundas vueltas, ya se sabe que las carga el diablo. Por ahora, el diablo metió la cola entre la oposición. Hay millones de argentinos que no quieren un nuevo mandato de Cristina. Pero no saben a quien votar para lograrlo. Este es el gran desafío de la oposición que por ahora dice: bien gracias…