En coincidencia con los atentados de noviembre de 2015 en París, donde murieron 130 personas, en Beirut, Líbano, perecían más de 40 personas en una masacre también atribuida al Daesh, Estado Islámico o ISIS. Lejos de apiadarse de ambas tragedias, el mundo occidental se tiñó de rojo, azul y blanco en memoria de las víctimas francesas.