Alerta roja
Cristina pasó una raya, superó un límite peligroso. La presidenta de la Nación, desbordada por su desesperación, apeló al patoterismo de estado y eso es sumamente grave para la convivencia y la paz social
Cristina pasó una raya, superó un límite peligroso. La presidenta de la Nación, desbordada por su desesperación, apeló al patoterismo de estado y eso es sumamente grave para la convivencia y la paz social. Ayer en mi columna titulada “palabras de pólvora” advertí que “sicario” era como decirle asesino a Lanata y que no tenían que utilizar el lenguaje como artillería pesada porque a las armas las carga el diablo y las descargan los fanáticos.
Hoy, lamentablemente, tengo que decir que redoblaron la apuesta. Oscar Parrilli, actuando como vocero de Cristina, le dijo directamente “asesino” a Jorge Lanata y se sumó a todos los que descalifican la crítica y la investigación periodística como golpistas o destituyentes. Parrilli llegó a aclarar que no quieren la muerte ni el aniquilamiento ni la guillotina para los periodistas. Lo único que faltaba. En cualquier momento utilizan la nefasta ley antiterrorista contra los medios. Es tragicómico. Hablan de complot y hasta hacen referencia al golpe de estado contra Perón en 1955. Ignacio Copani comparó a Lanata con los carapintadas de Aldo Rico. Luis D’Elía, después de celebrar con los representantes de Irán y el jefe de Quebracho y el ex jefe de Montoneros, publicó el domicilio particular del periodista de canal 13 y convocó a un escrache.
¿Se dan cuenta porque hablo de luz roja? ¿Qué propone Cristina? ¿Censurar a Lanata y que su programa que ven millones no salga más al aire? ¿Esa es su solución? Meter preso a Lanata y Magnetto y a todos los periodistas independientes? ¿Con eso el gobierno cree que se terminarán todos sus problemas y después van a volver a ganar las elecciones? ¿O en realidad quieren ir más allá con la incitación a la violencia y al odio? Le recuerdo a la presidenta que debe ejercer su cargo con responsabilidad. Que no debe arrojar nafta al fuego del veneno social.
Que sus ataques y actitudes se multiplican porque sus militantes quieren ser los mejores soldados de su causa. Amenazas por Twitter, extorsiones de estado, promesas de violencia, desafíos, cuentas hackeadas por todos lados para que ya no se sepa quien es quien. ¿Cómo termina esto? ¿No piensa la presidenta en el riesgo de que cualquier fanático quiera ser mas cristinista que Cristina y le pegue con un palo en la cabeza a Lanata o le de una paliza o algo peor que prefiero ni nombrar? Por eso responsabilizo a la presidenta por al seguridad de Jorge Lanata y de todos los argentinos. Las luces rojas de alerta se encendieron ayer. Y hoy mismo hay que actuar. Ponerle freno a todo tipo de aprietes y bravuconadas. Cristina debería dar el ejemplo con un discurso reflexivo, prudente, que llame a bajar los decibles y a dialogar sin agresiones. Lo debe hacer antes de que sea demasiado tarde para lágrimas. Y los que participamos del debate público tenemos que tener mucho cuidado con banalizar los términos. El pueblo judío siempre está atento a los que utilizan la palabra “nazi” para calificar cualquier cosa.
Hitler y el holocausto fueron las tragedias mas grandes de la historia generadas por el hombre. Los golpes de estado en Argentina como los del 55 derivaron en un país quebrado por el odio, el terrorismo de estado de Videla fue el momento de mayor horror y terror con miles de desaparecidos y asesinados, los carapintadas de Aldo Rico se levantaron en armas contra un gobierno democrático. Son situaciones absolutamente incomparables con las opiniones o informaciones que dan los civiles desarmados. No frivolicemos la revolución Libertadora ni a la dictadura del 76 ni a los carapintadas.
No banalicemos esos momentos porque si Lanata o cualquier periodista que dispara con adjetivos y sustantivos es comparado con un genocida, o con alguien que intenta hacer desaparecer a la presidenta, como dijo Cristina por boca de Parrilli, estamos vaciando de contenido varios de los momentos en que este país descendió a los infiernos. Esta columna que ojalá sea tomada como un humilde llamado a deponer los odios y a envainar la espada, quiere advertir con toda crudeza que estamos entrando en el túnel de la violencia. Es inquietante porque nadie puede garantizar a donde lleva ese túnel de la intolerancia. Muchas situaciones trágicas empezaron con la venganza del ojo por ojo y diente por diente. Ya se dijo que con el ojo por ojo terminamos todos ciegos. Por eso planteo esta alerta roja. Todos tenemos la responsabilidad de evitar los incendios sociales. Pero la principal responsable de garantizar la paz es la Presidenta de la Nación. Ojalá lo escuche Cristina.