Almirante Herodes
Murió Massera. Solo, absolutamente solo con su conciencia de asesino y genocida. Dejó de ser un reo para convertirse en un cadáver. Dejó de habitar el hospital naval para ir al cementerio. Murió privado de su libertad, pagando sus deudas, como debe ser.
Murió Massera.
Solo, absolutamente solo con su conciencia de asesino y genocida. Dejó de ser un reo para convertirse en un cadáver. Dejó de habitar el hospital naval para ir al cementerio. Murió privado de su libertad, pagando sus deudas, como debe ser. De todos modos hubiera sido mucho mas justo que dejara de existir detrás de las rejas. Sin privilegios. Pero la historia le dio su merecido. Ni el indulto de Menem lo pudo salvar. Recuerdo la consigna que cantaban las multitudes por las calles de la democracia recuperada: “Videla/Massera/ la horca los espera”. Lo esperó algo peor: la justicia que el fue incapaz de ofrecerle a todos los que torturó e hizo desaparecer. Aquellos misiles que algunos llaman pañuelos blancos derrotaron al Almirante Cero, el que se creía un semidiós. La soberbia de Emilio Eduardo Massera lo llevó a pensar que jamás lo iba a alcanzar la verdad, el juicio, el castigo y la condena de los mortales. Los organismos defensores de los derechos humanos con las manos cargadas de verdades vencieron a los almirantes y los generales.
Murió Massera.
Solo, absolutamente solo con su conciencia de asesino y genocida. No lo acompañarán ninguno de los empresarios que le sobaban el lomo, ninguno de los sacerdotes que bendijeron su espada, ninguno de los periodistas que les chupaban las medias. Su socio en la construcción de la Triple A, José López Rega lo está esperando en el infierno. La logia Propaganda Due que integró no podrá torcer la historia. Tal vez solo lo acompañen unos patéticos muchachos de cabezas rapadas por fuera y vacías por dentro que lo consideraban un patriota. Para ellos fue un Hitler criollo. Para nosotros también.
Porque utilizó bebes como botín de guerra. Porque fue uno de los que manejó la maquinaria de matar en masa que fue el terrorismo de estado. Hoy se respira un poco menos de impunidad y un poco mas de justicia. El muy criminal murió respetando el pacto de silencio. No fue capaz de tener un mínimo gesto de dignidad y aportar toda la información disponible para que las abuelas puedan encontrar a todos los nietos que siguen desaparecidos. Para saber donde estan los que no están.
Triste, solitario y final para Massera que era poderoso y blindado. Temible y mesiánico como pocos. En un reportaje dijo que llevaba a Dios sentado sobre su hombro. Ayer se fue solo, acompañado por el diablo que es nada mas que su conciencia disfrazada. Murió un dinosaurio, el rey de la vida y de la muerte de la tenebrosa Escuela de Mecánica de la Armada. Fue el jefe perverso de ese campo de concentración y exterminio que fue uno de los más grandes que hubo en los tiempos del horror. Fue el que inventó esa locura sin antecedentes en la historia de arrojar detenidos semidormidos al mar. Los tristemente célebres vuelos de la muerte. Le decían Herodes por su odio hacia los chicos. Soñaba con ser Perón o un emperador y terminó en el basurero de la historia. Murió Massera. Pero en realidad había muerto hace mucho.
Massera, Lopez Rega, Perón