¿Hay odio o amor entre Néstor Kirchner y Daniel Scioli? ¿Se desprecian o se necesitan? ¿Van a trabajar juntos o separados hacia el 2011? La respuesta más certera que tengo para estas preguntas es: las dos cosas. No son alternativas antagónicas, son complementarias. Porque es verdad que se odian y que se aman. Que se desprecian y se necesitan y también que van a trabajar juntos pero cada uno para su proyecto personal. Las relaciones humanas suelen tener este tipo de complejidades. Y dentro del peronismo mas todavía. Ni la vida ni la política se juega en blanco y negro. Hay pragmatismos y urgencias que hacen borrar con el codo lo que se escribió minutos atrás con la mano. Desde el comienzo de la relación, cuando Kirchner y Scioli se casaron en aquella fórmula que ganó las elecciones por abandono de Carlos Menem ambos vienen de pelea en pelea y de reconciliación en reconciliación.

En estas últimas horas firmaron de palabra un acuerdo de coexistencia pacífica. Es verdad que ese pacto se puede romper en cualquier momento cuando Néstor vuelva a enojarse. Pero se dieron cuenta que si se siguen tirando misiles cruzados los que mas pierden son ellos mismos. Desde que Néstor lo humilló en público desafiándolo a que diga quien le ataba las manos hasta ayer la distancia había sido grande y la relación fría, congelada, apenas protocolar. Ambos se necesitan electoralmente pero ambos tienen un poder de daño sobre el otro terrible y demoledor. ¿Qué pasaría con la candidatura de Néstor si Scioli resuelve adelantar las elecciones en la provincia de Buenos Aires? ¿O si Néstor le cortara los víveres y no le enviara los fondos de la nación a Daniel? Son muy distintos, casi la contracara de las formas políticas. Kirchner manda con mano de hierro y dólares frescos y Daniel genera simpatías por el buen trato y su ausencia de dogmatismo. Kirchner no puede soportar que el gobernador siga creciendo en las encuestas en forma sostenida pese a que su discurso es conciliador y su actitud es de combate contra la inseguridad.

Daniel no puede soportar que todo el tiempo le pongan piedras en el camino, que sueñen con otros candidatos a gobernador para favorecer en forma mezquina a Néstor Kirchner y que lo obliguen a participar de batallas a muerte contra el resto del mundo. Ambos hacen equilibrio. Nunca se pelean lo suficiente como para romper en forma definitiva y nunca se amigan lo suficiente como para tenerse mutua confianza y consolidar esa alianza. Kirchner es patagónico y feudal, árido, maltratador, buen administrador y audaz. Nada le interesa en la vida mas que el poder y el dinero. Scioli es náutico, hace la plancha, se deja llevar hacia su objetivo por la corriente del río mientras sus competidores se van ahogando. Por eso mañana los vamos a ver a los dos juntos en el acto de Santa Cruz. A Kirchner presionando a la Corte Suprema para que se subordine a sus reclamos. Y a Scioli diciendo que tiene el mejor de los conceptos de la Corte por su idoneidad. Otra vez las dos caras de la moneda. Juntos pero no revueltos.

Scioli, Santa Cruz, Kirchner