El ritmo de vida que lleva el papa Francisco no deja de sorprender por su intensidad. Es que ser un Papa full time tiene un gran sacrificio y necesita de mucho tiempo. Es por eso que el argentino Jorge Bergoglio arranca sus días muy temprano, de madrugada. Se despierta a diario a las 4.45 y comienza con sus actividades.

El sitio Vatican Insider cuenta que, tras leer los "cifrados" de todas las nunciaturas del mundo, reza más de una hora y media y medita sobre las Escrituras del día para preparar la homilía que pronunciará en Santa Marta. Ya cerca de las 7 celebra la misa y, tras saludar a los participantes, desayuna.

Sus mañanas de trabajo no tienen descanso. Audiencias públicas, privadas y varios encuentros son una rutina. A las 13 se detiene a almorzar y luego se toma 30 minutos para una siesta.

A la tarde retoma los encuentros y se ocupa de la correspondencia y de las llamadas telefónicas. Para concluir la jornada, antes de la cena de las 20, normalmente dedica una hora de adoración en la capilla.

Cuenta el mismo medio que desde marzo de 2013 hasta hoy, Francisco ha celebrado en Santa Marta 229 misas y se ha detenido a saludar a cada uno de los fieles presentes; se estima que ha saludado solamente en estas citas matutinas a alrededor de 12 mil personas. Las audiencias de los miércoles son un capítulo aparte. Hasta ahora ha celebrado 54. Los cálculos de la Prefectura de la Casa Pontificia hablan de más de 6 millones de presencias, entre los Ángelus y las Audiencias generales.

Francisco se toma muchísimo tiempo respondiendo a la correspondencia privada. Lee personalmente unas 50 cartas al día, de entre las 4 mil que le llegan cada semana, además de dar indicaciones para las respuestas de muchas otras. En algunos casos responde personalmente el teléfono.

El Papa argentino quiere estar en todos los detalles y pendiente además de lo que ocurre en el mundo mandando cuando fuera necesario mensajes de apoyo a situaciones de conflicto o crisis que ocurren en el mundo. Recientemente oficio de mediador en un encuentro por la paz por Oriente Medio que se realizó en el Vaticano. Tras esa intensa jornada, Francisco tuvo que suspender sus actividades durante un día porque semejante ritmo lo había dejado un poco "cansado".