En 65 millones cifró el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, el éxodo de refugiados y desplazados. Es la mayor catástrofe humanitaria desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Sólo en los primeros siete meses de 2016 han muerto 3.176 personas en su afán de cruzar el mar Mediterráneo en barcazas precarias, huyendo de los conflictos armados en Medio Oriente, el norte de África y el sur de Asia, según la Organización Mundial de las Migraciones (OMI). En el mundo han muerto en total 4.027 migrantes en circunstancias similares. La desesperación no conoce el miedo. O, quizá, prefiere ignorarlo. La curva sigue en ascenso.