Cuando juega Argentina, jugamos todos
La previa al partido de Argentina frente a Bosnia se hizo larga, que lleguen las 19 horas parecía algo eterno.
La previa al partido de Argentina frente a Bosnia se hizo larga, que lleguen las 19 horas parecía algo eterno. Desde temprano el vecino de enfrente colgó la bandera celeste y blanca en el balcón y estrenó su gigante plasma. Por las ventas fue un gran día para las confiterías. Las docenes de medialunas, el mate o la cerveza con picada acompañaron la tarde.
Los edificios se fueron poblando de familia y amigos y las calles quedaron vacías. El Maracaná parecía cualquier estadio del fútbol argentino, repleta de camisetas de la selección. Y un nuevo canto se escuchó bajar de las tribunas: “Brasil decime que se siente tener en casa a tu papá, te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar. Que el Diego te gambeteó, que Canni te vacunó, que estás llorando desde Italia hasta hoy. A Messi lo vas a ver, la Copa nos va a traer, Maradona es más grande que Pelé".
Llegó el momento, la pelota comenzó a rodar y mucho se habló del planteo de Sabella con cinco defensores. Como decía hace unos días, por este mes todos tenemos cargado en nuestro currículum el cargo de DT.
El entrenador sorprendió con un 5-3-2 que pareció excesivamente cauteloso. No daba seguridad en el fondo y provocaba además que Messi y Agüero no tuvieran opciones de pase ante la necesidad de los medios de trabajar más en defensa que en ataque.
El técnico decidió entonces en el entretiempo los ingresos de Fernando Gago por Hugo Campagnaro y de Gonzalo Higuaín por Maximiliano Rodríguez, con lo cual el equipo quedó conformado con el clásico 4-3-3 de la era Sabella y allí se vio la mejor versión.
El día después del debut en la calle se hablaba sólo de un tema: el partido. Pero no sólo de lo que ocurrió en los 90 minutos, sino también en el marco que cada uno lo vio.
Eran las 9 de la mañana, en el subte hora pico no entraba ni un alfiler. Pero se escuchaba una voz que decía. “No lo veo nunca más al partido con mi tía, comenta como si supiera cada jugada y no tiene ni idea. La próxima le digo que deje las empanadas y la echamos”, expresó un hombre con cierta picardía.
En el Mundial, se vive cada minuto como si fuera el último, pero cuando juega Argentina jugamos todos.