¿Qué es lo que nos hace infelices y qué es lo que nos produce tranquilidad, sosiego, paz? Infelices nos hace el sentirnos separados. Debajo de debajo al final siempre nos vamos a encontrar con una sensación que traemos del útero materno de sentirnos separados/as, no aceptados/as, no queridos/as, no unidos/as. Y debajo de debajo finalmente estamos hablando de esa unión con el cosmos, con la energía del cosmos, esa unión con “Dios”.

En muchas ocasiones, cuando los niños sufren lo que verdaderamente están pidiendo es que les prestemos atención. Asimismo sucede con los animales y con las plantas que poseen una sensibilidad muy especial, directa. La atención es energía. En este momento tú nos estás dando energía porque nos estás atendiendo. Cuántas más personas nos atienden, más energía se nos está dando. Esa energía, de algún modo, es amor. Atención vendría a equivaler a amor, que es lo que todos buscamos, lo que todos queremos. Y amor quiere decir UNIÓN.

Es un alimento tan absolutamente fundamental que hay seres que mueren sencillamente porque no reciben atención. Esto sucede mucho en los orfanatos. Niños y niñas que son alimentados, que son perfectamente nutridos, vestidos, atendidos, pero a los que no se les da una atención directa, es decir, no están siendo abrazados, tocados, y mueren.

La importancia de la energía, de la atención. Un  libro, “La inteligencia del alma” escrito por un gran amigo  mio que se llama José María Doria  dice: La importancia vital de la energía atención la conocen muy bien los miembros de una tribu de nativos amazónicos que han adoptado una forma muy peculiar de castigar y eliminar al autor de un delito grave.

Su estructura tribal carece de pelotón de fusilamiento para tales fines. Es por ello que su manera de condenar al miembro agresor consiste en desatenderlo de forma tal que todos deciden ignorarlo y dejar simplemente de prestarle atención. Así es que los miembros de la tribu no responden a sus preguntas, deciden considerarlo invisible en acuerdo común. Al poco tiempo, la persona sometida a este riguroso aislamiento termina muriendo. Hasta ese punto es importante que demos atención y atención no es mirar, atención no es oír, atención es verte y escucharte. Atención es presencia. Atención es conciencia. Atención es vida. Atención es “Me importas”. Atención es incluso “No estoy de acuerdo contigo” pero te atiendo, te escucho. No te ignoro.

La gran sociedad del siglo XXI. El mundo de las telecomunicaciones, el mundo de la incomunicación. Porque la atención ya no es directa, porque nos falta el “tú”, “yo” y “nosotros”. Por eso, empecemos por el principio. Atiéndete a ti. ¿Qué es lo que necesitas? Si tuvieras una varita mágica, ¿qué es lo que pedirías? Si pudieras elegir, si se te fuera a conceder, ¿Qué tipo de atención  necesitas? ¿Por qué no? ¿Quién nos impide soñar?