De Belgrano a Boudou
Ya pasaron 200 años de aquella gloriosa batalla de Tucumán. Lamentablemente, en las dos puntas del camino de la historia hay una comparación que nos produce vergüenza ajena. Una involución en la calidad humana de las personas y los dirigentes que nos alarma y debería hacernos reflexionar.
Ya pasaron 200 años de aquella gloriosa batalla de Tucumán. Lamentablemente, en las dos puntas del camino de la historia hay una comparación que nos produce vergüenza ajena. Una involución en la calidad humana de las personas y los dirigentes que nos alarma y debería hacernos reflexionar. Ya pasaron 200 años de aquel heroico enfrentamiento conducido por el general Manuel Belgrano cuyo homenaje fue encabezado por el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou. En lo que va de Belgrano a Boudou se puede encontrar la dimensión de nuestros fracasos. El nivel de decadencia en el que cayeron muchos hombres públicos. Belgrano y Boudou son el día y la noche. Uno representa a los mejores valores que tenemos los argentinos y el otro a los peores defectos. Uno nos enorgullece desde la historia por su coraje, su honradez, su austeridad y el otro nos lastima con su cobardía, sus negociados y su frivolidad de nuevo rico.
Belgrano fundó la bandera, nació rico y murió pobre, protegió a los mas desprotegidos, fue progresista de verdad y defendió siempre la libertad con su intelecto en los debates y con su espada en el campo de batalla, como en Tucuman que fue clave para frenar el avance realista y volver a poner de pie la revolución de mayo y avanzar hacia la independencia.
Boudou fundió varias empresas y dejó facturas impagas por todos lados, se enriqueció a la velocidad de la luz a bordo de sus faroleras motos Harley Davidson. Vive en un lujoso departamento de Puerto Madero, está flojo de papeles por donde se lo mire, no tuvo ni tiene la valentía de enfrentar a los periodistas armados con preguntas de papel y es, tal vez, la mancha mas importante que tiene este gobierno con el escándalo de la fábrica de billetes Ciccone Calcográfica.
Belgrano y Boudou son las dos caras de la moneda nacional que está en el aire. La que se acuña en nuestra identidad y que circula de mano en mano. Son la cara y la cruz de nuestro pasado y de nuestro futuro. Está en nosotros la elección.
Uno se puso al mando de un ejercito gaucho que demostró patriotismo y bravura como pocos para derrotar a los realistas del brigadier Pío Tristán que lo duplicaban en soldados y en armamentos.
Otro es la cabeza de un grupo de amigotes impunes que se llenaron los bolsillos en forma inexplicable. Demostró en la embajada de los Estados Unidos al decir que amaba esquiar en ese país al que se ofrecía como aliado, que sigue siendo un cipayo neoliberal pese a su sobreactuación de guevarismo de ocasión.
San Martín dijo que Belgrano fue el mejor de los generales de la América del Sur pese a que no tenía los conocimientos técnicos de Bonaparte. Todos los ex ministros de Néstor y Cristina coinciden en que la designación de Boudou como vice fue el error mas grave de Cristina.
Dijo Belgrano que el sentimiento de libertad es capaz de transfomar a los ciudadanos mas simples en verdaderos héroes. Dijo Boudou que Clarín miente. Y que no conoce a Vandenbroele, socio de su socio y amigo de su hermano a los que pagó viajes de placer al exterior a cambio de nada.
Manuel Belgrano combatió contra todo tipo de monopolios y autoritarismos. Fue miembro del primer gobierno patrio. Y donó sus sueldos para construir escuelas y bibliotecas. Le salvó la vida a la esposa y la hija del general San Martín.
Amado Boudou ayuda a construir un monopolio del estado y es corresponsable por acción u omisión de los avances autoritarios de este gobierno en todos los planos. Fue miembro del partido de Alvaro Alsogaray, profesor de la universidad mas ortodoxa y no puede justificar el nivel de vida que tiene. Le salvó la vida a sus compinches y testaferros y se la complicó a Cristina que por designarlo, encubrirlo o tirarlo por la ventana en algún momento, paga y pagará un fuerte costo político.
Anoche en Tucumán, empezamos a recordar un día de gloria protagonizado por quien fue uno de los mejores argentinos de la historia. Produce dolor que quien encabezó esa celebración sea casi un ejemplo de todo lo que un hombre público no debe ser. Al revés de Belgrano. Boudou, a contramano de la historia.