El nuevo adversario que persigue el gobierno tiene 79 años y se despierta a las 5 de la mañana todos los días. Lee los diarios con atención, buscando detectar si los bancos, las compañías de telefonía celular y las prepagas cometen alguna injusticia con sus clientes; también controla a las empresas de servicios públicos.

Si encuentra alguna situación que vulnere derechos de consumidores desprevenidos, se pone a discar teléfonos de productores de radio. A las seis de la mañana ya tiene sus redes tendidas, siempre alerta para darle visibilidad a sus causas. Más tarde, cuando otros recién se despiertan, se traslada hasta la sede de la asociación en la que colabora hace 20 años y sin cobrar un peso.

Las oficinas de Consumidores Libres ocupan un piso en la esquina del Congreso. Funciona allí hace 15 años, pero no toman causas individuales.