Frente a una multitud de peregrinos que llenaba de punta a punta la plaza San Pedro, el Papa mostró una cajita y anunció que se trataba de "una medicina especial para concretar el Año de la Fe".

"Son 59 pastillas para el corazón", dijo en alusión a las cuentas del Rosario. De eso se trataba, en realidad, un novedoso packaging para el tradicional Rosario con el cual rezan los católicos.

"Tómenla, es una corona del Rosario con la cual se puede rezar, es ayuda espiritual para nuestra alma y para difundir en todas partes el amor, el perdón y la fraternidad", explicó para anunciar luego que varios voluntarios distribuirían las cajitas de Misericordina entre los fieles presentes.

"No se olviden de tomarla porque hace bien, al corazón, al alma y a toda la vida", agregó , antes de despedirse con su tradicional: "Arrivederci e buon pranzo (Hasta la próxima y buen almuerzo)".

Antes del rezo del Ángelus, el Papa había exhortado a los presentes a no dejarse engañar por falsos "salvadores", ni paralizarse por el miedo. Su reflexión se centró en un pasaje del Evangelio en el que Jesús responde a las preguntas de cuándo será el fin del mundo y cuáles serán los signos, y advierte que no hay que dejarse engañar por falsos salvadores, que no se debe tener miedo y que hay que vivir el tiempo de espera como tiempo de testimonio y perseverancia.

"Es una invitación al discernimiento –afirmó Francisco-. También hoy, en efecto, hay falsos 'salvadores', que tratan de sustituir a Jesús: líderes de este mundo, santones, incluso brujos, personajes que quieren atraer a sí las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos pone en guardia: ¡No los sigan! Y el Señor también nos ayuda a no tener miedo: frente a las guerras, a las revoluciones, pero también a las calamidades naturales, a las epidemias, Jesús nos libera del fatalismo y de las falsas visiones apocalípticas."

Pero, advirtió, Jesús también anuncia que habrá dificultades y persecuciones pero que estamos en las manos de Dios. "Las adversidades que encontramos por nuestra fe y nuestra adhesión al Evangelio son ocasiones de testimonio; no deben alejarnos del Señor, sino impulsarnos a abandonarnos aún más en Él, en la fuerza de su Espíritu y de su gracia", dijo el Papa.

Al final, Jesús hace una promesa que es garantía de victoria: "Con su perseverancia salvarán sus almas". "¡Cuánta esperanza en estas palabras! Son un llamamiento a la esperanza y a la paciencia –afirmó Francisco- porque ¡a pesar de los desórdenes y de los desastres que turban al mundo, el designio de bondad y de misericordia de Dios se cumplirá! Este mensaje de Jesús nos hace reflexionar sobre nuestro presente y nos da la fuerza para afrontarlo con coraje y esperanza, en compañía de la Virgen, que camina siempre con nosotros".