Cuánto vale la libertad para el juez Juan Manuel Yalj? ¿A cuanto se cotiza la hora de libertad para un magistrado que tuvo mas de 4 días preso a un dirigente sindical como Rubén “El Pollo” Sobrero? Le digo la verdad, lo pregunto porque el valor de la libertad de una persona es el valor de la libertad de todos los ciudadanos. Ayer una oyente decía con mucha razón que si a Sobrero, que es una persona conocida, se lo encarceló con tanta liviandad, con tanta frivolidad, que queda para cualquier habitante común y silvestre. El nivel de arbitrariedad, de fragilidad, casi de inexistente de pruebas hace que uno piense que hay mas razones para sancionar al juez por su mal desempeño que a Sobrero.
 
Por eso Pino Solanas calificó como “payasada” la actuación del juez y resolvió impulsar el juicio político. Es escandaloso que no se haya armado mas escándalo. Un juez avalado inmediatamente por el jefe de gabinete Aníbal Fernández tuvo más de cuatro días en un calabozo a un dirigente que hubiera ido al juzgado con una simple citación. Trataron a Sobrero como si fuera un peligroso asesino. Y lo hicieron quienes se llenan la boca diciendo que no hay que criminalizar la protesta. Hubo algo muy raro en todo esto. Falta conocer más la entretela de este verdadero papelón. Porque uno puede decir cualquier cosa de Aníbal Fernández, menos de que sea tonto.
 
Es un funcionario muy inteligente que no puede haber cometido tan fácilmente la torpeza que cometió. Hay algo mas, insisto. Por eso el oficialismo se fracturó como nunca antes al pronunciarse sobre este tema. Aníbal Fernández tuvo el respaldo editorial del diario Tiempo Argentino, del grupo de programas que dirige Diego Gvirtz y que pagamos todos y al principio el silencio que otorga de Hugo Yasky de la CTA oficialista. “No quiero politizar el tema”, dijo el docente apenas fue consultado. Después corrigió y su entidad salió a criticar la detención arbitraria y a todas luces injusta de Sobrero.
 
Del otro lado, respaldando al dirigente ferroviario se alinearon otros oficialistas como el diario Página 12, Hugo Moyano y Julio Piumatto a través de la CGT, Emilio Pérsico, Jorge Taiana y hasta Luis D’Elía. ¿Qué paso realmente para que el jefe de gabinete haya metido la pata tan a fondo? ¿Será cierto que la propia presidenta mandó a liberar en forma urgente a Sobrero? ¿Qué se enojo por el fracaso de una operación insólita que se volvió contra el oficialismo como un búmeran, a tan pocos días de las elecciones? La principal víctima de todo esto, El Pollo, fue muy claro cuando lo liberaron. Responsabilizó directamente a Aníbal Fernández y le pidió que dejara de perseguirlo. Dijo que lo quiere meter en cana hace mucho y que la pelea es muy desigual. Porque el es apenas un laburante. Sobrero también dijo que cuando fue detenido por policías de civil se asustó por su hija y que al principio pensó que se trataba de un robo. No le entraba en la cabeza, como no le entra a nadie, que lo fueran a acusar de quemar trenes y de organizar una asociación ilícita. Justo a ellos que siempre están reclamando para que los trenes sean mas modernos, mas seguros, mas confortables y mas eficientes. Le confieso que tampoco me quiero enredar en la interna del gobierno.

Simplemente lo marco como un hecho nuevo. ¿Quién ordenó meter preso al Pollo y quien ordenó liberarlo? Lo más importante es que en una sociedad democrática la libertad es el bien mas preciado. No se puede privar de la libertad a nadie sin tener razones muy poderosas para eso. El propio general José de San Martín dijo: “Seamos libres, lo demás no importa nada”. Es que la libertad es el piso mínimo donde debe edificarse la república democrática. “Para la libertad, sangro, lucho y pervivo. Porque soy como el árbol talado, que retoño y aún tengo la vida”, escribió Miguel Hernández y cantó Juan Manuel Serrat. Sería bueno para todos los argentinos que un juez y un jefe de gabinete tomaran nota de eso.