A las dos de la tarde de un día como hoy pero de hace 196 años, empezaba a funcionar el Congreso de Tucuman que sancionaría nuestra gloriosa y ansiada independencia. Por eso hoy es el día mas importante de la patria. El día del parto. El alumbramiento de esto que somos. Hoy recordamos el día mas feliz de la historia de los argentinos. Nacimos como Nación. Dimos a luz.

Ojalá la patria tenga todos los días felices que le deseamos. Ojalá podamos construir esa patria de todos con un futuro digno para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos.

Para mí este 9 de julio de la Independencia es un buen día para reflexionar aunque sea un rato sobre la patria que tenemos y sobre la patria que queremos. Sobre la patria que heredamos y sobre la patria que soñamos. No se si estaremos a la altura de aquellos hombres.


Uno piensa en San Martín, Belgrano, Mariano Moreno y en don Martín Miguel de Guemes empujando para el mismo lado de la historia y se estremece. Uno piensa en tantas fracturas sociales que estamos padeciendo y se preocupa. ¿Podremos sintetizar todas esas diferencias para pensar como una Nación? ¿ Seremos capaces de respetar la diversidad de las miradas y las verdades sin perder la unidad como patria? ¿Podremos abrazarnos en cada logro colectivo y social como lo hacemos con los triunfos deportivos? ¿ Alcanzaremos a registrar que la patria va mas allá de la camiseta de la selección ? Se lo dije varias veces y lo repito: Yo imagino a la patria como un cuenco que se hace con las manos.

Todas las manos todas formando un cuenco que contenga los valores esenciales del ser humano. Un continente para la tolerancia, la solidaridad, la justicia, la libertad, la paz. Un cuenco del que podamos ir a beber todos. Que nos calme la sed y que nos alimente la democracia.


Que destierre esa mirada cargada de odio que solamente encuentra enemigos entre nuestros hermanos. Que nuestros semejantes beban del mismo cuenco. Que ese cuenco llamado patria sea cada vez más grande y más fuerte. Que contenga a más argentinos. Que solo deje afuera a los golpistas y a los corruptos.

Que nos permita disfrutar del aprendizaje permanente de la convivencia. La patria como cuenco. No solo como padre. Como pertenencia. Una patria que no sirva como escudo de los fanáticos y mentirosos. A esos que dicen que hacer patria es matar a alguien. A esos que Dios y la Patria se lo demanden. Que sean expatriados y nunca repatriados. Yo no quiero la patria dividida en adjetivos ni en corporaciones. Que sea la patria de nuestros padres y la de nuestros hijos.

Que los patriarcas nos ayuden. Que nos sostengan como lo vienen haciendo desde el origen de la patria en aquella Plaza de Mayo o en la casa tucumana de doña Francisca Bazán. Cuando pienso en esa patria y esa bandera me lleno de recuerdos escolares. De la bandera que en el cuartel de la colimba, en plena dictadura yo lloraba por dentro pensando en mis amigos desaparecidos o encarcelados por luchar por una patria mas justa.

Hoy también deberíamos sembrar mas ciudadanos patriotas para cosechar gobernantes mas ciudadanos. Monteagudo escribió en “Martir o Libre” que “sería un insulto a la dignidad del pueblo americano el probar que debemos ser independientes. Este es un principio sancionado por la naturaleza”.


Era una verdad inapelable. Por eso declaramos solemnemente “ a la faz de la tierra” nuestra voluntad de ser “una nación independiente” del rey, de sus sucesores, de la Metrópoli y “de toda dominación extranjera”. Hacía tiempo que lo venían reclamando tanto San Martín como Belgrano, nuestros padres fundadores.

Esta claro que por encima de todo esta la patria. Y a nuestros pies, en la tierra que caminamos está la patria. La patria es algo que nos dio la vida para que la refundemos como utopía.

Y utopía significa no rendirse a las cosas tal cual son y luchar por las cosas tal como debieran ser. ¿Se entiende? No hablo de humanizar lo inevitable. Hablo de evitar lo inhumano.

Como decía Leopoldo Marechal, la patria es un dolor que nuestros ojos no aprender a llorar / la patria es un dolor que aún no tiene bautismo. O Julia Prilutzky Farny que dijo que la patria es el primer misterio inapelable y que se ama una tierra como propia y se quiere volver a sus entrañas…Allí donde partir es imposible/ donde permanecer es necesario/Donde nunca se está del todo solo / donde cualquier umbral es la morada/ Allí donde se quiere arar y dar un hijo/ Allí donde se quiere morir… allí esta la patria.