"Es la quinta vez que un Papa vista la ONU", dijo Francisco, antes de enumerar el listado de sus predecesores. Calificó a la ONU como "la respuesta adecuada" al momento histórico actual. "El poder tecnológico en manos de ideologías nacionalistas o falsamente universales es capaz de producir tremendas atrocidades", dijo.

"El panorama mundial nos presenta a grandes sectores indefensos víctimas de un mal uso del poder", criticó Francisco.
"Hay que consolidar la protección del ambiente, acabando con la exclusión. Ante todo hay que afirmar que existe un verdadero derecho de la vida. Primero porque los seres humanos vivimos en comunión con el ambiente. El hombre aún cuando está dotado de capacidades inéditas, es al mismo tiempo, una porción de ese ambiente", agregó.

"El ambiente es un bien fundamental. El hombre no está autorizado a destruirlo. El abuso y la destrucción va acompañado por un imparable proceso de exclusión. Un afán de bienestar material excluye a los débiles, ya sea por tener capacidades diferentes, o porque están privados de los conocimientos técnicos adecuados, o poseen insuficiente influencia política", dijo.

El Papa destinó parte de su discurso a la defensa de la ecología. También criticó el papel de los organismo internacionales.