El intento de colonización y control absoluto de la justicia es uno de los ataques más peligrosos que impulsa el gobierno de Cristina. No hay antecedentes desde la recuperación de la democracia de un operativo tan feroz que incluye aprietes y amenazas de todo tipo a los integrantes del poder judicial que es uno de los pilares de la República. La famosa servilleta de Corach durante el menemismo hoy es un papelito en el viento.

Todavía no pudieron invadir la Corte Suprema con toda la contundencia que quisieran porque varios de sus integrantes, además de ser respetables académicos, resistieron los embates porque mantienen el respeto sagrado por la independencia de los poderes. Al principio la cosa fue solapada, sigilosa. Los estudios jurídicos donde operan los servicios de inteligencia amenazando con operaciones de prensa y carpetazos. Los chicaneros embarrando la cancha.

Pero a medida que se acerca el 7D, las presiones ya son desembozadas y a cara descubierta. Hasta el propio ministro del área, Julio Alak apeló a metodologías insólitas e inéditas para imponer los puntos de vista del poder ejecutivo. Eso se llama conflicto de poderes aquí y en la China donde se produjo el acontecimiento mas importante de los últimos tiempos con la elección de la nueva cúpula del Partido Comunista. Por eso creo que a este gobierno es mas preciso llamarle democradura. Dictadura, no es.

Tienen legitimidad y legalidad electoral más que suficiente con 12 millones de votos. Es decir que la parte representativa del sistema está intacta, por ahora. Pero los otros dos requisitos están muy flojos de papeles. Porque este es el gobierno menos federal en mucho tiempo y porque su costado republicano está desapareciendo sin prisa pero sin pausa con esta persecución a los jueces que no se quieren arrodillar ante sus órdenes.

Es una democracia dura, autoritaria y tan arbitraria que ya empieza a encontrar sus propios límites con las protestas en la calle de casi todos los sectores sociales.

La guerra que intenta avasallar y meterle miedo al Poder Judicial tiene números y nombres y apellidos que sirven de argumentos contundentes. En solo dos meses el gobierno logró tirar por la ventana a 10 jueces en lo Civil y Comercial Federal que entiende en la ley de medios- Prácticamente desmantelaron ese fuero. Así como lo escucha. Sin vergüenza ni pudor lo dinamitaron con agresiones verbales, amenazas de juicio político, intimidaciones con el mecanismo de revelar cuestiones personales, recusaciones con denuncias penales falsas, calumnias sobre familiares y la vida íntima y la fenomenal maquinaria propagandística amigopólica puesta al servicio de la injuria y la descalificación de los magistrados. Insisto: no hay antecedentes de un avance semejante de la infantería del poder ejecutivo para dejar tierra arrasada en un fuero. Repito: diez jueces cayeron en la volteada.

La obsesión presidencial para desguazar al grupo Clarín se ha convertido en casi el único motor épico que mantiene al gobierno en movimiento. En un mismo cachetazo quieren eliminar al periodismo y a la justicia independiente. Cristina no repara en nada para lograr el éxito de su ofensiva. No hay ley ni costo político que la detenga. Hasta se pudo la camiseta menemista del per saltum que en su momento había combatido. El fuego cruzado al que fueron sometidos los integrantes de la minoría del Consejo de la Magistratura es otro ejemplo de la desmesura. Incluso para defender al indefendible Amado Boudou, eyectaron irrespetuosamente y manchando su buen nombre y honor a un camporista de la primera hora y fundador del grupo Calafate como Eduardo Righi.
 
Ya no se conforman con proteger a los propios de las acusaciones de corrupción, ahora exigen fallos que respalden sus urgencias. Por eso, de la noche a la mañana, sembraron los tribunales de conjueces del palo. Le quieren pegar un tiro de gracia a la independencia de la justicia. Los jueces son los garantes de la libertad en toda sociedad democrática. Eso es lo que el gobierno nacional, lamentablemente, puso en crisis. Es como arrancar una parte de la Constitución Nacional. La sabiduría popular instaló que en tiempos de injusticia, es peligroso tener razón. A la estatua de esa señora de los tribunales, directamente le arrancaron la venda y le robaron la balanza. Al será justicia hay que agregarle signos de preguntas: ¿Será justicia?