La derrota es huérfana
Algunos se la atribuyen a Napoleón, pero hay otras frases célebres que son muy parecidas conceptualmente
Algunos se la atribuyen a Napoleón, pero hay otras frases célebres que son muy parecidas conceptualmente. Es de una sabiduría popular contundente y dice así: “La victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana”. Algo de eso está pasando con el Frente para la Victoria en los momentos de la derrota. Al principio Cristina la negó. Aturdida por el voto castigo y contra las cuerdas, la presidenta dijo que habían ganado en la Antártica y la comunidad Qom y a otra cosa mariposa. Negar lo evidente es una forma de protegerse que tiene el avestruz: esconde la cabeza bajo la tierra.
En política eso no sirve porque los problemas que originaron la derrota electoral siguen vigentes y mantienen su capacidad corrosiva en las urnas. Se podrá ignorar la realidad y mirar para otro lado pero la realidad sigue haciendo su trabajo demoledor. En un segundo momento desde el poder se comenzaron a tomar medidas con la intención de atender algunas claras demandas sociales. Esas respuestas se llaman impuesto a las ganancias, monotributo, plata para los gremios, lucha contra la inseguridad y un discurso con más serenidad y menos gritos.
Pero se encontraron con otro problema. Se identificaron algunos errores graves pero no se dijo quien fue el responsable de cometer esos errores. Nadie se atrevió a decir con claridad que Cristina fue la mariscal de la derrota. No para ensañarse con la presidenta. Solo para evitar que el verticalismo que no permite el debate los lleve a cometer nuevos errores. O a pegar volantazos sin ton ni son que transmiten mas desconcierto que conducción firme.
Pero aquí nos encontramos con otra frase célebre en este caso de Séneca que dice así: “No hay viento favorable para el que no sabe donde va”. La pérdida de rumbo es letal en política. Y la pérdida de los principios, es directamente suicida. Porque no se conforma a nadie y le hace bajar los brazos a todos. La forma en que el gobierno intento atender el tema de la inseguridad que ignoró durante tanto tiempo, desnudó su falta de convicción y su desesperada huida hacia cualquier lado. El viraje hacia la mano dura de algunos de sus dirigentes mas desesperados no tiene coherencia y es contradictorio con todo el relato anterior y deja colgados del pincel a muchos sectores autodenominados progresistas.
Hubo cosas patéticas. Martin Insaurralde reclamó bajar la edad de imputabilidad de los menores y le dieron para que tenga y guarde. Hicieron cola para pegarle y los más duros fueron sus compañeros de ruta. Las actitudes y declaraciones de Alejandro Granados y Hugo Curto son directamente de terror. Son personajes tan rústicos como derechistas en su mirada de la vida y los hace entrar en pánico la posibilidad de perder las elecciones que vienen. Temen volver al llano. Ambos sobreactuaron sus papel de pistoleros, hablaron y fomentaron que los ciudadanos se armen frente al delito y dejaron a Aldo Rico como un pacifista garantista. Son sapos indigeribles para el neofrepasismo de los Zaffaroni, Verbitsky, Sabbatella, Abal Medina, Carta Abierta y Kicillof.
Pero básicamente son posturas demagógicas y sobreactuaciones para ver si pueden frenar la hemorragia de votos que sufre el cristinismo rumbo al 27 de octubre. Hay dos declaraciones de dirigentes probadamente progresistas que pusieron los puntos sobre las íes. Desde el cristinismo, Marcelo Saín dijo: “Perder votos es posible, pero perder los principios es una idiotez”. Desde la vereda opositora, Victoria Donda acusó:” Quieren meter en la cárcel a los pibes excluidos de la década ganada”.
En esta columna tan apoyada en dichos populares quedan dos de Perón para el final. Tal vez la frase mas conocida de el general: “La única verdad es la realidad”. Y la realidad muestra que Cristina está convencida de que hizo todo bien y que fueron los medios de comunicación que engañaron a la gente y que por eso 6 millones de personas que antes la habían votado, esta vez eligieron otras boletas y caminos. Anoche les explicó a los empresarios como ganar plata y tomar las mejores decisiones. Lo hizo en forma pausada, sin elevar el tono de voz y con un esfuerzo didáctico parecido al de una maestra de tercer grado. Le faltó decir: ¿Entienden, chicos? No dice: yo cometí estos errores y propongo estas soluciones.
Dice yo no me equivoco, soy perfecta y ustedes no se dan cuenta porque todo el día leen diarios y miran canales golpistas y mentirosos. Llegó a decir que en los Estados Unidos mienten con las cifras de desocupación. ¿Cuál fue su fuente? El sindicalista y ex espía de la dictadura Gerardo Martínez. Prometo que ahora si voy con la última cita, también del general: “De todos lados se vuelve, menos del ridículo”.