Hemos sido testigos hace unos días de la masacre que tuvo lugar en la redacción del periódico de humor satírico “Charlie Hebdo” de manos de un grupo de fundamentalistas radicales islámicos y en la que murieron doce personas. Que quede claro: el terrorismo yihadista no es religioso, es político, o sea, busca el poder. En Irak, Siria, Nigeria y países musulmanes. La sociedad en masa en Paris y el mundo occidental ha puesto de manifiesto su oposición a estos ataques atroces, con la famosa frase “Je suis Charlie” “Yo SOY CHALIE”. Los balazos nos han llenado de dolor, pero han sido inútiles. A la palabra , el humor, la imaginación y el arte no se les puede matar.
 
Al ver las imágenes en la televisión de las manifestaciones que hubo más tarde, en Paris y en otras grandes ciudades, me quedó una sensación de que no estamos siendo del todo honestos con nosotros mismos. Por un lado, está claro que la libertad de prensa es un punto clave para cualquier democracia. Y cualquier acto que la ponga en duda es un acto que no debemos aceptar. Por otro lado, se suceden casi a diario censuras que no denunciamos, ni parece que nos importen. Por poneros un ejemplo, en USA recientemente la Universidad de Illinois despidió a un catedrático que explicaba la postura de la Iglesia católica respecto a la homosexualidad. La Universidad de Kansas expulsó a un catedrático por arremeter en Twitter contra la Asociación Nacional del Rifle. O la Universidad de Vanderbilt retiró el reconocimiento a un grupo cristiano que insistía en que estuviese dirigida por cristianos. Si aceptáramos toda la diversidad que como pueblo tenemos, el mundo sería muy diferente, muy lleno de colores, sonidos, algunos más armónicos y otros más disonantes, y esa riqueza es lo que nos hace crecer.

En la Voz de la Noche huimos de los estereotipos, y queremos llegar al corazón. No nos da miedo ver el color de los corazones deprimidos, que ya no tienen más gotas para llorar, o el corazón de los alegres que están en el auto descubrimiento. Es un trabajo que nos toca a todos, las almas sienten parecido, los pesares son los mismos. Los fondos son los mismos. En realidad formamos parte de un gran todo, y es por eso que compartir mi historia sanará a otros tantos que me estén escuchando. El crecimiento personal es un esfuerzo común, y queremos globalizarlo, al igual que las empresas y los negocios se globalizan.

Nuestra globalización es forma de globo. Un globo ligero de colores que se mueve a todos los aparatos de radio, Internet en todo el mundo.

Estamos en una nueva era, en una nueva manera de ver el mundo, una nueva manera de relacionarnos. El tipo de comunicación ha cambiado por completo, por ejemplo en el Whatsapp. Estamos viendo el nacimiento de una nueva conciencia, reflejo de ello es la descalificación de documentos confidenciales del gobierno de USA sobre la existencia de los ovnis y extraterrestres.

Esta noche hablaremos sobre la globalización también en las nuevas costumbres. Conoceremos mejor unas máquinas que sirven para curar a distancia, que las inventaron en la NASA para poder curar a los astronautas que se iban al espacio. En este momento la NASA está dando acceso a las patentes de salud y tecnología médica. Si uno ve la película de Star Trek, lo que sucede con el protagonista es ya una realidad. Eso tiene que ver con las patentes de la NASA en 3D. O sea, que nosotros, esta noche vamos a hablar de “ciencia ficción”, en parte, que es lo que para muchos es la unión de pensamiento entre todos, que miles de personas se pongan a meditar a la misma hora con un mismo propósito, y que las estadísticas muestren que las tasas de violencia bajen en lugares determinados. Que tú pienses en alguien y que de pronto esa persona te contacte. Esta noche, vamos a hablar de “ciencia ficción”, por ejemplo, de máquinas que a distancia van a poder sanar la piel.

Pero ¿qué es ciencia ficción? Lo que realmente es ciencia ficción es que haya un atentado en Francia porque unos periodistas piensen distinto. Que la gente se mate por tener ideales o pensamientos distintos. Esto es lo realmente impactante. El magazine satírico Charlie Hebdo no destaca por su seriedad o calidad. Esta deriva del debate hacia los límites de la libertad de expresión es perversa, a esta gente la han asesinado. Dicen que en las opiniones hay clases también: En la mayoría de las sociedades, los adultos y los niños comen en mesas separadas. La gente que lee El New York Times o las publicaciones institucionales se sienta a la mesa de los adultos. Los bufones y los excéntricos en la mesa de los niños. No se los considera del todo respetables, pero se los escucha porque, con su estilo de misil descontrolado, a veces dicen cosas necesarias que nadie más dice.

Las sociedades sanas, en otras palabras, no silencian el discurso, pero conceden un estatus diferente a los distintos tipos de personas. A los eruditos sabios y considerados se los escucha con gran respeto. A los humoristas se los escucha con un semi-rrespeto desconcertado. A los racistas y a los antisemitas se los escucha a través de un filtro de oprobio y falta de respeto. La gente que desea ser escuchada con atención tiene que ganárselo mediante su conducta.

La masacre de Charlie Hebdo debería ser una oportunidad para poner fin a las normas sobre el discurso. Y debería recordarnos que, desde el punto de vista legal, tenemos que ser tolerantes con las voces ofensivas, aunque seamos selectivos desde el punto de vista social. Hasta que punto se produce la consecuencia de lo que ocurrió antes “efecto un paso antes” según explico en el libro.

En el último discurso del presidente de los EEUU, Barak Obama, el gobernante occidental más progresista, trató algunos puntos que me parecieron importantísimos. Uno de ellos fue cerrar la prisión de Guantánamo, otro fue terminar con el embargo a Cuba y abrir fronteras. También habló de facilitar la vida a los inmigrantes con hijos nacidos en EEUU y por sobre todas las cosas, el impuesto a los ricos. Un discurso en el que habló de la necesaria integración de la población musulmana. La respuesta inteligente a la violencia no es la segregación religiosa, sino la integración social y la desaparición de guetos en las ciudades europeas.
En fin, una cosa muy evolucionada que forma parte de la nueva era.