Hay que restablecer el respeto de todos por el espacio público que es de todos. Para eso es necesario un gran acuerdo entre las distintas fuerzas políticas, los gobiernos y las organizaciones sociales. Lo venimos comentando con Fernando hace tiempo. Los cortes de calles, rutas, vías del tren o la ocupación de terrenos del estado o privados no pueden permitirse porque es como habilitar un vale todo donde desaparece el estado, la ley y la autoridad. Estamos viviendo esta cultura de la intolerancia, el individualismo y la indisciplina social que nos perjudica a todos.

Todos saben que son acciones directas que no se pueden ni se deben hacer. Pero como todos lo hacen, eso habilita o funciona como excusa para que todos lo sigan haciendo. Un problema por una mala nota en un colegio secundario, una pelea de consorcio, un corte de luz, un pedido de aumento salarial de un banco dispara de inmediato un corte, un bloqueo o una apropiación de un territorio que no les pertenece.

Eso empezó históricamente con las privatizaciones salvajes y con muchos pueblos que quedaban sin fuentes de trabajo condenados a ser un desierto en el más amplio sentido de la palabra. Después la anarquía del 2001 aceleró todos los mecanismos de protesta ilegales. No era lo correcto pero se podía justificar porque había una ausencia total del estado, una falta de autoridad presidencial con Fernando De la Rua huyendo en helicóptero y los presidentes fugaces que luego vinieron sin la legitimidad de origen que les da el voto popular. En medio de aquel terrible “que se vayan todos” era no digo justificable, pero era comprensible que cada uno protestara como podía.

Nadie tenía la autoridad política o moral como para poner las cosas en orden y restablecer la normalidad. Pero el tiempo fue pasando y la política con los Kirchner en el gobierno fue ganando una gran legitimidad y se recuperó en todas sus posibilidades la autoridad presidencial.

Cada gobernador, cada intendente o legislador tienen el respaldo de la soberanía de las urnas y cada juez tienen la fortaleza que le da haber sido elegidos o ratificados ajustados plenamente a derecho y con todas las facultades constitucionales funcionando. En síntesis: hoy hay muchos motivos para la protesta, por supuesto. Pero no hay motivos para la protesta ilegal. Están funcionando todos los mecanismos que tiene una democracia para escuchar, atender y resolver los motivos que generan algún reclamo. Todas las protestas se pueden realizar con máxima libertad como corresponde a una República pero de a poco hay que evitar las que utilizan mecanismos que están prohibidos por la ley y por lo tanto son delitos. Paros, huelgas, trabajo a reglamento, marchas, concentraciones, todo eso es bienvenido, ya le dije que creo que esas protestas son el pulmón por donde respira la democracia y las formas que tiene para hacerse cada vez mas justa y equitativa. Pero hay que encontrar un acuerdo multipartidario y multisectorial para evitar todo corte o toda queja que viole la ley y las reglamentaciones. Hay que restaurar las normas. Volver a la racionalidad y evitar ese viva la pepa institucional que le permite a cualquiera hacer cualquier cosa. Y para empezar la ley se debe aplicar, como corresponde, pareja para todos.

Si se lleva a la justicia y se detiene a dos militantes del Partido Obrero por cortas vías y por extorsión debe adoptarse el mismo criterio para los camioneros de Hugo Moyano que bloquean plantas de empresas o para los piqueteros kirchneristas que hacen cosas parecidas cuando el gobierno no es del palo como en la capital con Mauricio Macri. Todos los sectores deberían comprometerse a respetar la ley. Incluso los medios de comunicación podríamos participar de ese acuerdo por la consolidación del juego democrático y no cubrir las protestas que tienen como único objetivo llamar la atención de las cámaras y los micrófonos mientras se conculca el derecho de los demás ciudadanos.

Por eso insisto: no va a ser un tema fácil ni se va a resolver de un día para el otro. Lleva tiempo el acuerdo y el cumplimiento de estas pautas que permitan tener una democracia mas profunda, menos autoritaria donde la ley como corresponde sea pareja para todos. Y donde nadie tenga coronita ni haga trampas.

Obrero, Moyano, Macri