Este es el costado más luminoso. La segunda parte de la historia que ayer comencé a contarles sobre la relación del pueblo argentino y la ética. Porque una parte de nuestro cuerpo social admira y celebra a delincuentes como Vitette Sellanes pero, otra parte, espero que mayoritaria venera a los grandes hombres que fueron y son ejemplos de manos limpias de verdad. De gente que anda o anduvo por la vida con la frente alta. Hay una dimensión de la ética individual que se transforma en mensaje colectivo. En valores que se siembran para cosechar mejores dirigentes.

Hablo de aquellos que tienen una actitud austera y republicana. De honradez absoluta. Gente que tuvo o tiene mucho poder y gloria y que, sin embargo, son ejemplos de rectitud cívica. La revista “Noticias” publicó una interesante encuesta de Jorge Giacobbe y Asociados sobre los más honestos o los más honrados. Es una forma de hablar de nosotros mismos, de nuestras convicciones mas profundas. De cual es el verdadero rechazo que tenemos a la corrupción en particular y a la corrupción de estado en general. ¿Realmente valoramos a las personas de bien? ¿O por lo bajo decimos que son unos boludos y los verdaderos vivos son los delincuentes?

Los resultados de la consulta son esperanzadores. En los primeros diez puestos aparece gente que siempre destacamos y proponemos como espejos en los que debemos mirarnos. Porque son la confirmación de que se puede hacer el bien sin mirar a quien, y de que cualquier persona puede destacarse fuertemente en lo suyo, sin perder la ética ni la honradez. Escuche quienes son los tres que comparten el podio: El Papa Francisco, en primer lugar. Segundo: Manuel Belgrano y tercero don Arturo Illia. Impecable.

El Papa es el único que vive de los tres pero es impresionante como aquellas personas que se comportan como se debe, quedan grabados a fuego en la memoria colectiva. Belgrano y don Arturo, dos emblemas de la transparencia y de la entrega al prójimo. ¿Le cuento quienes son los que completan los primeros diez puestos? La Madre Teresa está en cuarto lugar. La sigue el doctor Rene Favaloro, San Martín, Juan Carr, Nelson Mandela, Ghandi y en el puesto 10, otro ex presidente radical ya fallecido, Raul Alfonsín. ¿Qué me cuenta? ¿Le parece bien la lista? ¿Usted sacaría a alguien, agregaría a otros? Es un buen ejercicio pensar en esos nombres como motores de nuestro comportamiento. Fíjese que maravilla lo que pasa con el fundador de la Red Solidaria. Juan Carr y el Papa son los dos únicos argentinos vivos. El sudafricano Nelson Mandela, está enfermo pero, por suerte, ayer salió del sanatorio donde estaba internado. Repasamos: argentinos vivos entre los diez primeros puestos solo están el Papa Francisco y Juan Carr. Hay dos ex presidentes radicales, Illia y Alfonsín, dos próceres históricos que son la matriz de nuestra identidad nacional como Belgrano y San Martín, un médico que es una suerte de santo laico de este país y que todavía no fue reconocido lo suficiente como Favaloro y el resto son íconos y patrimonios de la humanidad, gigantes morales como la Madre Teresa, Nelson Mandela y Ghandi.

La encuesta es una buena radiografía de la mejor parte de los argentinos. Si ellos nos representan. Si ellos encarnan los valores que promovemos y el tipo de argentino que fomentamos para nuestros hijos quiere decir que todavía hay esperanza. Que todavía podemos.
Entre los veinte mas votados aparecen también Elisa Carrió, Eva Perón, el Pepe Mujica, el Che Guevara, Juan Pablo Segundo, Mariano Moreno, Juan Domingo Perón, Jorge Lanata, Domingo Faustino Sarmiento y Greenpeace.

Me parece que en este segmento, ya se empiezan a mezclar otros elementos, igualmente valiosos en donde hay otro tipo de elecciones, partidarias, de preferencias coyunturales o de virtudes diversas pero que no son estrictamente lo ecuménico que representa la honestidad entendida como piedra basal de la vida pública. Algunos para-periodistas de estado y muchos kirchneristas le bajan la importancia al tema ético. Miran para otro lado para no ver a los Báez, los Jaimes y los Boudoues y llaman “honestismo” en forma peyorativa a aquellos que pregonamos que “no robarás” es uno de los diez mandamientos que hay que respetar y que es el mínimo denominador común que necesitamos para nuestros gobernantes. Son los cimientos. Es verdad que hay honestos que son o fueron malos gobernantes. Pero no hay buenos gobernantes si no son honrados. A esta altura ya deberíamos saberlo. Para que las manos limpias sean una realidad. Y nos vaya mucho mejor.