Hugo Moyano hoy es el dirigente obrero más importante y poderoso desde la época de Saúl Ubaldini. El puso la materia prima pero fue Néstor Kirchner el que lo construyó como un socio estratégico del modelo K y fue Cristina la que lo edificó como el principal opositor.

Los cimientos son del propio dirigente camionero que tuvo una actitud combativa contra el neoliberalismo de Carlos Menem. Desde el MTA, en la calle y las protestas, fue uno de los que junto a la CTA de Víctor de Gennaro y la Federación Agraria intentaron frenar la destrucción de los puestos de trabajo mientras el país se remataba al mejor postor.

Ese fue un mérito porque muchos de los gordos propatronales que lo enfrentan hoy, se hicieron millonarios en aquella época. Eso no convierte a Moyano en un santo. Pero vale la pena poner las cosas en su lugar. Después, Néstor Kirchner desde la presidencia, le dio participación en negocios y prebendas que convirtieron al sindicato de camioneros en una fortaleza económica, casi un holding familiar de empresas más que rentables.

¿Qué le dio Moyano a cambio? Mucho. Fue la fuerza que controló la calle durante el conflicto contra el campo y que a pedido de Néstor fue a romper el piquete que se había instalado en Las Ceibas. Ayudó a disciplinar las paritarias. Convirtió a su negociación en el tope de aumento al que podían aspirar todos. Néstor miró para otro lado cuando Moyano como un pacman se fue comiendo los afiliados de otros sindicatos y el camionero desde la CGT bloqueó empresas que fueron declaradas enemigas por el kirchnerismo como Techint, Clarín o La Nación. Moyano fue socio y cómplice del primer gobierno K.

Se convirtió en un gigante difícil de vencer y capaz de movilizar multitudes y de generar daños múltiples y hasta de paralizar al país. Después vino Cristina y le cortó el chorro. Se enojó porque Moyano quería avanzar hacia los puestos de la política. Hay algo que iguala a la presidenta con el líder de la CGT. A ambos les gusta mandar y no le gusta que nadie los mande. Cristina le dijo a su mesa chica que iba a dialogar directamente con los trabajadores a través de las pantallas de televisión y que a Moyano lo iba a jubilar.

Uno de los grandes errores de Cristina fue saber lo que no quería, es decir a Moyano en la CGT, pero no saber lo que si quería. Hoy nadie puede reemplazarlo y todos sus enemigos son coqueteados y abandonados por el poder a cada rato. ¿Quién es el capo de la CGT que impulsa Cristina? Nadie sabe. El último, que era Antonio Caló, fue ninguneado la semana pasada. El capricho de ir por todo y de negarse a recibir a Moyano lo fue haciendo crecer como referente opositor.

Asi como Moyano fue el principal aliado de Néstor, hoy es el principal enemigo de Cristina. Fue todo un mérito de la presidenta. Ella lo construyó como opositor. No supo, no quiso o no pudo negociar racionalmente para ir reduciendo de a poco su poder y producir una renovación y una democratización del gremialismo. Como otras veces, la presidenta logró lo contrario a lo buscado: hoy Moyano tiene una gran potencia. Eso dejó colgado del pincel a todo el periodismo militante que como defiende camisetas partidarias tiene grandes dificultades para explicar que está pasando.

Ahora dicen que los bloqueos de Moyano son extorsivos. Chocolate por la noticia. Cuando lo decían los periodistas independientes, eran acusados de gorilas. Ahora dicen que Moyano, en el pasado fue de la Juventud Sindical, de la derecha pesada cercana a la Triple A. Cuando fue denunciado en su momento, miraron para otro lado porque eso, decían, le hacía el juego a la derecha de las corporaciones. Dicen que no cumple la ley porque no acata la conciliación obligatoria y el gobierno da el peor ejemplo porque desconoce por lo menos dos fallos de la Corte Suprema de Justicia. Los Kirchner se la pasaron diciendo que no había que criminalizar la protesta mientras las protestas eran contra Shell o Macri y ahora le mandaron la Gendarmería y le iniciaron una acción penal.

Hasta hace poco los camioneros eran la columna vertebral del movimiento y ahora son los golpistas que en Chile derrocaron a Salvador Allende. La militancia kirchnerista está confundida y no sabe bien que decir. Les cuesta satanizar lo que antes santificaron. No entiende porque antes criticar a Moyano era gorila y ahora es revolucionario. Están haciendo un curso acelerado de peronismo. ¿Cuál es el verdadero Moyano? ¿El compañero de ruta de Néstor o el conspirador que quiere voltear a Cristina? La respuesta de Perón sería bien pragmática. Los dos son verdaderos, compañera. Peronistas son todos.