No castiguen a los alumnos
Los chicos, nuestros hijos, son el bien más importante a tutelar en la educación. Hay que darles los mejores conocimientos, la mayor cantidad y calidad de días de clase y cuidarlos y protegerlo de cualquier tipo de abuso o maltrato.
Los chicos, nuestros hijos, son el bien más importante a tutelar en la educación. Hay que darles los mejores conocimientos, la mayor cantidad y calidad de días de clase y cuidarlos y protegerlo de cualquier tipo de abuso o maltrato.
Los alumnos son el objetivo y el motor de la política educativa. Lograr la igualdad de oportunidad para todos es construir un país más justo desde sus entrañas. Creo que esto que digo está tan claro que no necesita demasiado debate.
Este es el contexto en el que quiero poner la polémica sobre la decisión del Ministerio de Educación de la Ciudad de separar a tres autoridades y tres docentes de una escuela de la calle Alvarez Jonte al 4.600. No quiero dar demasiadas precisiones como el nombre de la escuela ni de los docentes sancionados para no estigmatizar a nadie. Pero creo que hay que separar las polémicas accesorias y buscar el eje central del debate. Y la verdad es que los maestros no pueden realizar con chicos de colegio primario un acto político partidario de ningún tipo.
Los docentes están para otra cosa. No pueden utilizar a los pibes de sexto grado como público de una manifestación política de ninguna camiseta partidaria. Este es el tema central. Le cuento en dos líneas lo que pasó. Un grupo de docentes hizo una obra de teatro con un contenido burlón y crítico de dos personajes, Mauri y Esteban que representaban al jefe de gobierno y al ministro de Educación. Allí los personajes, en forma bastante burda y panfletaria, hay que decirlo, se pelean a ver quien perjudica más a la escuela pública y quien castiga más a los maestros. El que representa a Macri dice: Yo privatizaría todas las escuelas como en Chile. El otro dice ya no sabemos que hacer, le sacamos los subsidios, les cerramos los grados, desprestigiamos a los docentes.
Ojo que acá no estoy discutiendo si es cierto lo que los docentes opinan de Macri y Bullrich. Ellos están en todo su derecho de opinar lo que quieran. De salir a la calle y manifestarse en actos como lo hacen siempre y decir si quieren que Macri está a la derecha del hombre de las nieves. Lo que no tienen derecho es a hacerlo en horario de clases delante de pibitos de guardapolvo blanco que son demasiado chicos para ser manipulados políticamente. ¿se entiende?
De Macri que digan lo que quieran, estamos en democracia. Pero no frente a los alumnos. Eso es maltratar y abusar de los chicos que no tienen otra posibilidad que escuchar en silencio. Un padre grabó la escena con su celular y se desató el escándalo. Para que quede mas claro todavía le planteo la misma escena pero con signo ideológico contrario. Supongamos que los maestros de otra escuela son macristas. Y hacen una parodia teatral que desarrolla su acción en un castillo del medioevo.
La reina se llama Cristina y el Príncipe Amado. Supongamos que los maestros simpatizantes de Macri, delante de los alumnos del colegio primario y en horas de clase, le hacen decir al personaje de la monarca que “Hoy, hoy, hoy, quiero decir que estos maestros me tienen cansada, que son vagos, no trabajan nunca, tienen tres meses de vacaciones y se la pasan protestando”. Y que el príncipe Amado le contesta: “No se preocupe mi reina, yo voy mandar la caballería de Mar del Plata y vamos a tomar el castillo de los Ciccone donde hay un arcón lleno de joyas y monedas de oro”.
¿Se imagina como podría reaccionar el padre de un alumnos que haya votado por el Frente para la Victoria.? Se enojaría muchísimo y con mucha razón. Esas chicanas políticas son parte del debate caliente que la sociedad debe dar. Peor en otro lugar. Hay ámbitos donde deben hacerse y otros en donde no corresponde. No es en el salón de actos de una escuela. Es una provocación y una vergüenza que lo hayan hecho.
La escuela pública es eso, pública. De todos, de los chicos que no tienen todavía una identidad partidaria y de todos los padres que tienen derecho a ser macristas, kirchneristas, socialistas, radicales, independientes o lo que se les cante. Insisto, ejercer la libertad de expresión al máximo es el mejor camino. Pero en los locales partidarios, en las calles, en las universidades, en los gremios, se puede y se debe hacer política en todos lados, menos delante de un chico en un colegio.
Manipular una mente joven es propio de un fanático. Y si hay algo que debe estar alejado del fanatismo es el docente. Bienvenida la política. Pero lejos de los guardapolvos blancos. Cuidemos a los alumnos entre todos. Son nuestros hijos y no importa lo que piensen los padres. Y hacer un paro y privar de clases a los chicos es la manera más directa de volver a castigarlos. Con los chicos, no.