La geometría nos enseñó que las paralelas no se tocan. El sentido común y toda la información disponible desde hace 6 años confirma que la embajada argentina en Venezuela estuvo al margen de los negocios millonarios que tuvieron a Néstor Kirchner como autor intelectual y a Julio de Vido y Claudio Uberti como autores materiales. Eso, se llama, como mínimo, embajada paralela. O relaciones peligrosas. O fuertes sospechas de corrupción que es la palabra que utilizó el entonces embajador Eduardo Sadous cuando se dio cuenta que le pasaban elefantes bolivarianos delante de sus narices.

Un día se enteró que el fideicomiso de 90 millones de dólares se había quedado en cero y a las pocas horas había vuelto a tener esa fortuna depositada. Averiguó y le contaron como era la trampa. Se aprovechaban del mercado negro en dólares y en un pase de mano, con un bicicleta elemental se ganaron una diferencia de 13 millones de dólares. Otro día un funcionario de su embajada le contó que un empresario argentino lo llamó para preguntarle con quien había que arreglar, “usted me entiende, ¿no?” para vender maquinaria agrícola. Sadous averiguó y escucho a varios empresarios contar que les decían teléfonos celulares porque tenían que poner el 15 adelante para que funcionaran. El 15% de comisión o coima como usted quiera. Otro día supo que 23 de esos empresarios fueron a prestar testimonio con identidad reservada antes el defensor del pueblo, Eduardo Mondino.

Denunciaron que si no pagaban ese peaje no había exportación posible. Sadous como embajador entrenado con más de 30 años de antigüedad dejó todos sus pasos registrados en mas de 40 cables secretos que ahora están saliendo a la luz. Por eso el oficialismo lo acusa de todo, pese a que fue varias veces condecorado por el gobierno venezolano. Delincuente le dijo Julio de Vido. Epa, epa. Palabra dura si las hay. ¿Qué delito cometió Sadous según el ministro de Vido? ¿Lo denunció ante la justicia? Si ahora dice que era un vago que andaba de copetín en copetín, ¿Porque no lo sancionaron en su momento?. Carlos Kunkel llegó al límite de disfrazar de pregunta una amenaza de revelar aspectos de su vida privada. Hasta Néstor Kirchner se ocupó de Sadous para descalificar sus palabras. “No me cabe la menor duda de que Néstor Kirchner sabía lo que ocurría”, dijo Sadous ante los diputados.

¿A alguien le cabe alguna duda de que Kirchner sabía o que directamente fue del responsable de todo? ¿Alguien cree que los 16 viajes de Uberti y los 32 de Julio de Vido se hicieron sin que Néstor Kirchner lo ordenara? ¿Alguien duda de que Uberti lo primero que hizo cuando se descubrió la valija de Antonini Wilson con los dólares verdes chavistas con olor a petróleo fue llamar por teléfono a Olivos? A esta altura el kirchnersimo se está comportando como un gigante sin cabeza. Se mueve nervioso, contradictorio, sin rumbo. Todos los días da un manotazo de ahogado. La presidenta Cristina Fernández dijo una parte de verdad cuando se refirió al tema como una novela venezolana. Es cierto que es una novela. Pero una novela de terror.