Esta vez fue la justicia de Tucumán la que violó a Marita Verón. “Pusieron plata”, fue la acusación directa de su madre, Susana Trimarco. “Fue un acto de corrupción y le vamos a hacerle juicio político a estos tres sujetos que no merecen llamarse jueces”, dijo su abogado, el doctor José D’Antona. Hubo indignación nacional por la absolución de los 13 imputados por el secuestro y la desaparición de Marita. Pero hay algo que ninguna justicia en concubinato con el poder político podrá cambiar.

Porque allí en donde esté, tanto en la tierra como en el cielo, Marita Verón se ha convertido en la santa patrona de la lucha contra la trata. Santa María de los Ángeles Verón, su nombre es un icono del combate social contra la degradación más humillante a la que puede ser sometido una mujer. Porque Marita fue secuestrada, apuñalada, violada y obligada a tener un hijo producto de esa violación, fue presionada para que consumiera cocaína y tuviese mas resistencia a la hora de prostituirse y hasta el día de hoy sigue desaparecida. No se sabe si está muerta o sigue sometida a la esclavitud sexual en algún lugar del país o del mundo.
 
Porque esas redes mafiosas que trafican mujeres tienen relaciones con el poder en varios países y gozan de una impunidad que ofende la condición humana. Susana Trimarco, la madre coraje de Marita lo sabe porque hace mas de diez años que remueve cielo y tierra para encontrar a su hija. Se convirtió en una incansable investigadora, casi en una detective y se infiltró en los piringundines de morondanga o en los prostíbulos de lujo donde los señores poderosos del dinero y la política alquilan mujeres para someterlas una y otra vez contra su voluntad. Así fue como rescató a mas de 130 chicas.

Pero a su hija no la pudo encontrar. Susana Trimarco explicó que entre los clientes vip de esos burdeles había jueces, policías y funcionarios. Se refirió a la responsabilidad política de Julio Miranda y Ángel Mazza, ex gobernadores de Tucumán y La Rioja. Habló de las fiestas del poder como una reedición del salvajismo que mató a otra María, a María Soledad Morales en Catamarca. La bandera por la aparición con vida sana y salva de Marita Verón es una fundación que lleva su nombre y es la primera en la Argentina cuyo objetivo es luchar contra la trata de personas.

Fue desgarrador ver a Susana todos los días acompañada por su nieta Micaela. Falta el eslabón de Marita. Ninguna de las dos tiene miedo pese a que se enfrentan cara a cara con pistoleros conocidos. ¿Qué otra cosa mas grave pueden sufrir que la pérdida de su hija para Susana y la pérdida de su madre para Micaela? Allí se juzgó a un sistema de complicidades que llevó al infierno a María de los Ángeles. Que convirtió una joven de apenas 23 años en algo menos que un trapo de piso. Todos los días le daban una paliza feroz. Marita le aconsejó a una de sus compañeras de cautiverio que no se rebelara.

“Si no te pasa esto”, le dijo mientras se levantaba la blusa para mostrarle una puñalada en la espalda. Asi la había atacado su proxeneta, un hijo de puta que se siente dueño y señor de las personas. Un explotador, alguien que priva de la libertad a una piba y la encadena de por vida a una cama ajena y repugnante. Son frágiles mujeres niñas y pobres enterradas en el barro, la mugre, el olor hediondo al delito sexual de esa jaula en la que sobreviven. Las obligan a tratar de “mi amor” a los malditos violadores con billetera. Las disfrazan de una bizarra sensualidad de cartón con el pelo teñido y lentes de contactos celestes para cambiar el color de sus ojos. Es reducción a la servidumbre. Utilizan chicas como marionetas de sus bajos instintos. Les gustaría gritar, reputearlos de arriba abajo. Pero callan. Porque saben que les espera un territorio de hematomas sobre su espalda. Los latigazos de la miseria que pegan los miserables.

Susana es admirable en su lucha y ayer se mostró íntegra frente a ese fallo inhumano y provocador. Ella no dio vueltas a la plaza pero dio vueltas por todo el país. No bajó los brazos jamás y ahora dice que está dispuesta a morir con tal de recuperar a su hija. Por eso es tan grave lo que pasó ayer. La señal es brutal sobre todo para los pobres chicas que no se atreven a denunciar lo que les pasa. Se derrumbó ese juicio que podría haber sido histórico.

Porque en los secuestradores de Marita Verón se estaba juzgando a todos los mafiosos de esa calaña. A los que se llevaron a tantas Maritas llamadas Sofía Herrera, Florencia Penacchi, Fernanda Aguirre y, me pregunto, ¿También a María Cash? Dicen las estadísticas que esta actividad corrupta genera 32 mil millones de dólares al año. Es el delito que mas factura en el mundo después de la venta de armas y de drogas. Esta es la verdadera dimensión del drama. La atrocidad a cara descubierta. Rufianes, subhumanos capaces de violar analmente a una pibita con un revolver 38 para que aprendan. Salvajes que solo merecen juicio y castigo y la condena correspondiente. Se podría corear, igual que en los 80, ahora, ahora resulta indispensable, aparición con vida y castigo a los culpables. La desaparición de Marita, es un alarido desgarrador que nos interpela. Ayer sufrió la peor de las violaciones. La de la justicia.