Pensamiento, sentimiento, palabra
¿Qué es exactamente lo que estás pensando en este momento? Estoy segura que es un juicio.
¿Qué es exactamente lo que estás pensando en este momento? Estoy segura que es un juicio. Estás juzgando algo que está sucediendo y estás decidiendo si está bien o está mal. ¿Qué es antes: lo que piensas, lo que sientes o lo que dices? Quiero llamar la atención sobre este triple aspecto: palabra, pensamiento, emoción. Pensamiento, emoción y palabra. Emoción, palabra y pensamiento.
¿Dónde empieza uno y termina el tercero? Lo cierto es que seguramente lo primero es lo que pensamos. Los pensamientos son los que dirigen nuestra energía. Nuestra energía está absolutamente dirigida por lo que pensamos. Hay una energía que es la del amor. Está la energía de la generosidad, del compañerismo, de la caricia, como existe también la energía del odio, la rabia, del dolor, de la envidia, de la incomprensión y la intolerancia. Creemos que no podemos modificar lo que pensamos, que somos prisioneros de nuestra mente o de nuestro intelecto, pero eso es simplemente una creencia. Sí podemos modificar nuestros pensamientos. El pensamiento no llega a ti porque si.
Ha habido todo un proceso para que tengas en este momento ese pensamiento. ¿Cuál es ese proceso? ¿Qué alimenta ese pensamiento? ¿Qué lo genera? Las emociones. Todo aquello que te pasa en la vida se queda grabado dentro de ti como una referencia, como un código de barras y casi siempre es a modo de escena de algo concreto que nos ha pasado en la vida y nos ha marcado. A partir de ese código de barras, de esa referencia, sacamos conclusiones de lo que nos pasó y eso es lo que alimentamos, lo que convertimos en creencia, es decir, en pensamiento. Esa es a partir de entonces nuestra manera de vivir y nuestra manera de entender la vida. Repito, sí puedes modificar tus pensamientos pero para ello, primero, tienes que trabajar con las emociones que son las que le dan de comer.
Vamos al segundo paso: ¿Cómo se forman las emociones? Por ejemplo, un momento en que tu padre fue injusto y te gritó delante de los demás, te echó la culpa de algo y tuviste que aguantarlo porque eras un niño/a, porque no tenías recursos, no podías contestar, etc. Te quedaste con esa emoción de indefensión porque no se puede defender el niño, él es realmente el indefenso, no el adulto. Aunque el adulto se viva muchas veces como indefenso, eso es porque está conectando con su parte niño. Con esta referencia, tú creas un pensamiento: “A mi se me puede gritar, a mi se me puede insultar, a mi se me puede infravalorar delante de la gente y yo soy además un basurero perfecto, porque si lo ha hecho mi padre es que finalmente la persona que tiene que protegerme y quererme, pues será que es verdad”.
Creamos una especie de antena parabólica que atrae a modo de imán todos los personajes que tienen una energía similar pero en el polo opuesto. El negativo atrae al positivo, el positivo atrae al negativo. Tú como persona que crees que puede ser agredida vas a atraer al agresor a modo de imán. Esto es energético pero matemático. El agresor se sentirá, a su vez, atraído por ti que eres el agredido. Es increíble pero cierto. Si otra persona tiene en toda su historia personal, en su infancia, esta grabación o escena energética en la que es o puede ser agredido, violado o abusado sexualmente, además de ser violado de niño, será abusado sexualmente de adulto por sus propias parejas. Ellos dirán “Es que cuando lo/la conocí no era así”. Tu energía sí sabía que era así y se produjo esa unión de polos, ese imán.
¿Cómo cambiar el pensamiento? Cambiando la emocionalidad. Tenemos que cambiar nuestras conclusiones y para ello tenemos que cambiar el modo de ver la primera fuente de esa conclusión que fue el momento en que yo fui rechazado/a, violentado/a, agredido/a, violado/a. ¿Esto cómo se hace? Retomando el niño y la niña que fuimos y dándole una salida absolutamente distinta de modo que a partir de esa nueva perspectiva nosotros cambiamos el pensamiento.
Vamos al tercer punto, vamos a la palabra. Pensamiento, emoción, palabra. Las palabras tienen su propia energía. Cuando se dice “amor”, no se piensa solamente sino que tiene una energía. Lo mismo sucede con “rabia” o “enojo” que tienen sus propias energías, distintas a la anterior. Si hablo de “alegría” tu energía va a subir, si hablo de “tristeza” tu energía va a bajar. Las palabras que salen de nuestra boca influyen en el ambiente que nos circunda y en las personas que están alrededor nuestro. Son, además, el producto de los pensamientos que hemos visto, son el producto de los sentimientos. Las palabras pueden, y de hecho nos intoxican. Cuando criticas a alguien de una mala manera, cuando no es una crítica constructiva, te sientes como sucio/a. Eso es toxicidad. Nosotros nos intoxicamos de la polución, nos intoxicamos de los alimentos, de los medicamentos y nos intoxicamos de la energía y las palabras de las personas. Por eso es muy importante que tengas mucho cuidado y pongas atención con la gente que te rodea, cómo es, cómo habla, porque te puedes enfermar literalmente.
Las palabras nos intoxican pero también nos pueden elevar. Es necesario un ejercicio de atención para empezar a tomar la decisión de utilizar las palabras que nos eleven y no que nos intoxiquen. Si cambiamos las palabras, estamos obligando a cambiar los pensamientos y estos, a su vez, están obligando a cambiar los sentimientos. Cuando las palabras vienen de fuera y no podemos evitarlas. Ejemplo: si te lo dice una madre, padre, hijo, marido, amante, novio, jefe, no te lo creas. Cada uno habla de si mismo. Empieza a pensar que todo lo que la otra persona te está diciendo de alguien o de ti lo está diciendo de si mismo. Si tu haces una crítica afuera es porque tienes una crítica adentro. Si humillas a alguien fuera es porque te sientes humillado dentro y necesitas sentirte por encima de esa persona.
Te voy a dar una fórmula infalible: si quieres conocer a una persona de verdad, escucha como habla de los demás. Cada persona expresa fuera lo que tiene dentro. Si una persona ataca a los demás es porque se siente atacada, si critica es porque se siente criticada, y no tiene que ser criticada por fuera, con ella misma le basta y le sobra. El saber esto, ¿no te produce una cierta compasión? Críticas, insultos, desprecios, invalidaciones, son palabras que conllevan energías destructivas importantísimas y que, a la larga, bajan nuestra energía vital. Trata de evitar a personas que critiquen, que sean despreciativas, destructivas, hipócritas. Hay que hacer un esfuerzo por evitar estas palabras y estas personas. Y si lo dicen de ti, acuérdate. Está hablando de ella, de él. Si lo dice positivamente también, tú eres un espejo de esa persona. Una crítica constructiva nunca tiene carga. Si yo hablo de alguien con carga, con mala energía, es porque tiene algo que yo, para empezar, envidio. Por ejemplo, que no es tan responsable como yo y que vive la vida tranquilamente, y yo estoy aquí contando los minutos para ser perfecta. Puedo hablar de esa persona, y puedo hacer una crítica que es real, pero sin carga.
Pensamiento, sentimiento, palabra.
Palabra, sentimiento, pensamiento.
Sentimiento, palabra, pensamiento.
¿Qué es antes? Quién sabe. En cualquier caso, todos, por mucho que nos pese, somos espejos.