Propaganda nazi
Antonio Bonfatti, igual que Hermes Binner, es un médico de pueblo que milita desde muy joven en el socialismo. Es un dirigente respetuoso que intentó mantener las mejores relaciones institucionales con Cristina.
Antonio Bonfatti, igual que Hermes Binner, es un médico de pueblo que milita desde muy joven en el socialismo. Es un dirigente respetuoso que intentó mantener las mejores relaciones institucionales con Cristina. Tanto que algunos lo criticaron por ser extremadamente moderado en sus críticas. Sin embargo ayer explotó.
El gobernador de Santa Fe, harto ya de estar harto, ya se cansó y se guardó toda la prudencia en el bolsillo: acusó al gobierno nacional de apelar a la propaganda nazi. Nada menos. Vinculó la metodología del cristinismo con la frase de Joseph Goebbels, el ministro de Adolf Hitler que repetía: “miente, miente que algo quedará”. Estamos hablando del hitlerismo que es la peor escoria de la historia de la humanidad. ¿Qué le pasó a Bonfatti? ¿Cuál fue el motivo que lo empujó a salirse de sus casillas y a tirar con munición gruesa si hasta ahora venía pregonando la paz y la convivencia pacífica? Dicen que se agotó de soportar sobre sus espaldas una de las campañas mas intensivas y ofensivas que se hayan desatado.
El kirchnerismo en todas sus formas y desde todos los lugares salió a castigarlo duramente. Los ataques fueron parte de un plan sistemático que involucró desde la presidenta hasta el último cronista para oficial pagado con los fondos de todos los argentinos pasando por ministros, funcionario, legisladores, medios adictos y dirigentes partidarios. Todos contra Bonfatti, Binner y el gobierno de Santa Fé. Seguidilla de títulos en los diarios, exabruptos brutales como el capo de La Cámpora, que los acusó de”narcosocialistas” en plena Cámara de Diputados.
O el propio Sergio Berni, interventor en jefe del ministerio de Seguridad que responsabilizó a Bonfatti del caos que vive Santa Fé, de la inseguridad, de las relaciones incestuosas entre policías y narcos y casi, casi, de todos los males de la humanidad. Hasta la propia presidenta de la Nación, fue burlona y chicanera cuando le preguntó al vice gobernador por teleconferencia si Bonfatti estaba de vacaciones: “Yo le quería avisar que cumplí con lo que me pidió de la zona franca”, dijo en ese tonito tan altanero, tan too much, tan Cristina.
Esta avanzada tiene como objetivo debilitar al Frente Progresista que gobierna Santa Fe.
Por varios motivos. Primero para que el ejemplo no cunda en el resto del país y los que defienden una democracia social republicana y honrada no puedan armar listas en todos los distritos y, mucho menos, tener una buena actuación en las elecciones del 2015. Pero el kirchnerismo también necesita mejorar su actuación en los comicios santafesinos que se vienen en octubre. Es grave su situación. Muchos encuestadores dicen que una lista encabezada por Agustín Rossi o María Eugenia Bielsa podría llegar en tercer lugar detrás de Binner más Barletta y de Miguel del Sel. Sería un papelón para el kirchnerismo y un serio golpe a las intenciones reeleccionistas de Cristina. Sobre todo porque ese mismo resultado pobre se podría repetir en otros grandes distritos como Córdoba, Mendoza y la Capital Federal.
La tormenta perfecta que desataron sobre el gobernador no lo exime de sus responsabilidades en varios de los graves problemas provinciales. Y debe ser el gobernador el que se ponga al frente de las soluciones. Pero fue tan sobreactuada y forzada la postura del kirchnerismo que finalmente convirtió en víctima a Bonfatti. En un momento, la metralla fue patética, directamente. El kirchnerismo le quiso hacer creer a los argentinos que solo hay inseguridad y narcotráfico en Santa Fe.
Que es una isla corrupta en el medio de un océano de honradez, tranquilidad y ausencia de mafias y carteles de la droga. Una ridiculez. Mienten tanto que algo queda, es verdad. Pero también mienten tanto que se convencen a si mismos y quedan al margen de la realidad. Eso se llama bovarismo: creerse sus propias mentiras y actuar en consecuencia.
La inseguridad y el narcotráfico son dos de los problemas mas graves que todos los ciudadanos vienen denunciando en todo el país ante la indiferencia de Cristina y el silencio y la ineficacia de los ministros del área. Todo el territorio nacional está infectado de crímenes, asaltos, robos y cada vez mas operan con más impunidad, grandes barones colombianos o mexicanos que encontraron tierra fértil y cómplices para sus negociados mafiosos.
Es un problema de todos que debe tomarse en serio y debe ser combatido por todos. Jamás algo tan delicado y peligroso debe ser utilizado para las chicanas partidarias. Y mucho menos para desestabilizar a un gobierno provincial. El kirchnersismo tiene esa rara habilidad de volver feroces a los mansos y de unir a sus enemigos políticos. Fueron tanto a la fuente que al final el cántaro se rompió. Le mojaron tanto la oreja, lo humillaron tanto a Bonfatti, incluso con silbidos y abucheos en los actos, que se le salió la cadena y reaccionó. En espejo con la acusación que le hizo Andrés Larroque podría haber definido al gobierno como narco kircherismo. Pero eligió otro camino igualmente explosivo. Los acusó de utilizar la metodología nazi. Y no hay nada mas grave que eso.