Sembrar solidaridad
Hoy es el Día Nacional de la Donación de Órganos que es como sembrar mil esperanzas todos los días.
Hoy es el Día Nacional de la Donación de Órganos que es como sembrar mil esperanzas todos los días. Es el día de la máxima solidaridad posible. Un solo donante, escuche bien por favor, un solo donante puede salvar la vida de 7 personas. Es la generosidad solidaria que se multiplica. Es una forma de procreación al alcance del ser humano por ser humano. ¿A cuantos hermanos podemos salvar? ¿Cuántos compatriotas pueden recibir semejante bendición? ¿Se lo preguntó alguna vez? ¿Hay otra forma superior de la entrega y el servicio hacia los demás? Es ser solidario con nuestro propio cuerpo aún después de muerto. Dar hasta que duela como pedía la Madre Teresa. Es como arrebatarle un poco de vida a la muerte, como ganarle algunas batallas.
Por eso lo quiero invitar a participar de una campaña entre los usuarios de redes sociales que dice así: “Soy donante y se lo digo al mundo”. Todos los datos están en la página del Incucai.
Muchas veces la gente tira para atrás por desconfianza. La comprendo pero no la justifico. Hemos sufrido tantos engaños y desilusiones desde las instituciones que todo nos despierta sospecha. Pero en el caso de la donación de órganos hay que confiar. Nunca, jamás, se comprobó un solo caso en el que haya ocurrido algo poco claro o reñido con la ética. Hay tanta leyenda urbana producto de la ignorancia que vale la pena repetirlo una y mil veces. No se registran hechos de corrupción ni de malversación y mucho menos de tráfico vinculado al trasplante de órganos. Esas historias inventadas nos hacen mucho mal como sociedad. A todos, porque todos podemos ser donantes y todos podemos necesitar que nos donen un órgano. Uno nunca sabe su destino. Nunca sabe de qué lado del trasplante puede estar. Es actuar en defensa propia.
En este momento hay 7.386 personas en lista de espera. No son números de una planilla. Son hijos, padres, hermanos, novios, amantes, soñadores, tan argentinos como cualquiera de nosotros y esperan en la lista y desesperan en la angustia. La medicina avanza a pasos agigantados y los trasplantes son cada vez mas frecuentes y exitosos en la Argentina pero en este bendito país los donantes no alcanzan. Hemos mejorado pero todavía falta.
Según el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI): en 2012 la Argentina alcanzó una tasa de 15,7 donantes por millón de habitantes, lo que ubica al país entre los primeros de Latinoamérica, y hubo un total de 630 donantes reales que permitieron que 1.460 personas reciban un trasplante. Se avanzó mucho pero todavía falta mucho.
Los periodistas, los docentes, los religiosos, los políticos, los artistas, los deportistas y todos los que tenemos un micrófono, una tribuna o un púlpito desde donde difundir informaciones y pensamientos tenemos la responsabilidad social, la obligación moral de incitar a la esperanza, de fomentar la donación, de multiplicar la solidaridad de hacer una propaganda constante de los valores que nos hermanen mas y nos hagan mejores personas y mejores argentinos. No hay otra.
Eso que late en la patria no es otra cosa que nuestro corazón multiplicado. Combatiendo a la muerte, honramos la vida. Quién dijo que todo está perdido/ yo vengo a ofrecer mi corazón. Yo soy donante y se lo digo al mundo.
Un nuevo país solo tendrá mejores cimientos con mejores ciudadanos. Hubo campañas de todos los colores. Una que decía: escribir un libro, plantar un árbol, tener un hijo y donar un órgano. Hay que iluminar la vida de los donantes con la posibilidad de dar a luz sin ser padre o madre. Dar a luz a otro ser humano sin parir pero dando vida. Suena maravilloso. Es una epopeya que salva la vida de nuestros semejantes. ¿Hay algo superior a eso? Siembre esperanza y solidaridad. Sea donante y dígaselo al mundo.